NOTA:
Léeme también en:
sábado, 23 de julio de 2011
Sartencompolta Más (I)
Sartencompolta: El Mundo de Ideas Volátiles y Pensamientos Transitados en el Silencio
viernes, 22 de julio de 2011
Muñeca de Porcelana... Porcelana Mutilada (I)

--No seas inútil, querida. ¡Un poco más de porte, de elegancia! ¡Tienes tanta gracia como un mandril, no sé qué haces aquí!—me dijo con frustración mi tutora, yo la miré con desprecio.
Ella era asquerosa como una vaca de todos modos, no tenía nada que decirme. La detestaba, había veces que disfrutaba imaginarla cayéndose del escenario sin poder levantarse por su grotesco y enorme cuerpo. Me reiría de ella, era inútil y repugnante, odiaba que se burlara de mi si ella era una enorme masa. Una media sonrisa se formó en mis labios mientras ella hablaba una vez más de los pasos del baile. Yo la ignoraba, de todos modos haría algo distinto a lo que me decía y arruinaría su pequeño show. Yo soy la estrella, ella es basura. Ellos vendrían a verme a mi.
Detesté el momento en el que a la mitad de la clase lo vi a él entrando a la habitación con su sucia mirada. Me inspeccionaba con sus asquerosos ojos de arriba abajo, mirando mi cuerpo mientras bailaba, excitándose cada vez más con mis movimientos. Cada vez que tocaba clase con mi tutora él se aparecía de la nada sólo para verme y masturbarse en aquel rincón oscuro de este ático, sin que ella lo viera. Yo temía el hecho de que esta noche de seguro me visitaría. Maldito bastardo…
Lo miré con odio, mis piernas fallaron y no pude evitar caer al piso. Mi tutora siguió quejándose, pero yo no la escuchaba, toda mi atención estaba en su detestable sonrisa que parecía disfrutar el hecho de verme caer miestras se jalaba su masivo pene asqueroso.
Quiero matarlo…
¡Quiero que se aleje, que se largue! ¡Quiero que me deje en paz! ¡Lo odiaba, lo odiaba, LO ODIABA!
Nunca podía escapar de su asquerosa presencia, era inútil. Él siempre sabía cómo encontrarme, sólo quedaba matarlo. ¡Ja! ¡Como si fuera TAN fácil!
Me levanté lentamente del suelo apoyándome en la pared y lo miré con ira. No pude concentrarme, todo mi cuerpo temblaba con asqueroso odio. La tutora daba pequeños aplausos con sus manos de salchichón para marcar el ritmo, yo le ponía poca atención. No me importaba nada, quería largarme de aquí.
Respiré cuando la tutora dijo que era suficiente por hoy, hartándose de mi. Maldita perra, era una estúpida bulímica que fallaba en lo que hacía. Ja, yo era la que estaba harta de ella, pero me limité a sonreírle dulcemente. Al fin pude largarme a los malditos vestidores. Me quité las asquerosas zapatillas de ballet y los lancé contra la puerta.
¡Estúpido baile!
¡Maldita gorda asquerosa!
Me quité la cinta del cabello y me miré al espejo. ¡Estúpido reflejo asqueroso!
Lo golpeé con un puño detestando mi vida, haciéndolo pedazos. Dejé que la sangre corriera por mis brazos y cerré mis ojos. Se sentía bien…
Oh, se sentía TAN bien…
Abrí los ojos y miré los trozos de vidrio encajados en mis puños, tomé uno y lo encajé lentamente alrededor de todo mi brazo. Volví a cerrar mis ojos, mi labio inferior tembló con placer.
Un ruido me asustó y me despertó de mi éxtasis, solté el trozo de vidrio y éste cayó al piso haciendo un sonido de “splash” al caer, dejándose cubrir por un charco de sangre.
--¿Teddy?—preguntó una voz grave y profunda. Temblé mientras retrocedía lentamente, tratando de esconderme entre los casilleros.
--Sé que estás ahí, Teddy…--
Apreté mis ojos con fuerza respirando agitadamente mientras cubría mi boca con una mano para no hacer ruido. Estaba temblando, tenía mucho miedo, mis piernas fallaron y choqué contra los casilleros de metal haciendo mucho ruido. Escuché sus pesados pasos acercándose a mi, sollocé en silencio mientras sentía como me agarraba del cabello y me levantaba. Sentí su repugnante aliento contra mi cara. Tosí, me estaba lastimando… mucho…
--¿Qué hiciste con tus brazos, Teddy? Eres una mala chica, una muy mala chica, mereces un castigo…-- me dijo con una risa amarga.
--¡Déjame y lárgate con tus asquerosas putas!—se me ocurrió gritarle sin abrir los ojos y cerrándolos más fuerte aún. Esperé un golpe, pero sólo lo sentí acercándose aún más a mi rostro.
--Pero Teddy… tú eres mi pequeña puta—me susurró al oído. No quise mirarlo, no pude. Mantuve mis ojos cerrados mientras sentía como introducía su lengua en mi boca. Traté de quejarme, pero el me calló con un beso agresivo y salvaje.
Me apresó contra la pared y comenzó a tocarme, yo gritaba dentro de su boca. Era inútil, nadie me escuchan, nunca lo hacían. Me obligó a ponerme en mis rodillas e introdujo su pene en mi boca, jalando mi cabeza hacia tras y hacia delante hasta que llegó al éxtasis. Me estaba ahogando, pero no podía apartarlo, no podía. Pronto sentí su asqueroso semen llenando mi boca, y no pude hacer nada más que tragarlo para no ahogarme. Sentí como poco a poco perdía la fuerza, el sintió mi falta de resistencia. Me tiró al piso y me penetró, yo perdí el conocimiento.
Desperté días después en una cama, no sé en dónde…
Quiero matarlo. Maldito estúpido, ¡quiero matarlo!
Pero siempre tuve miedo. Siempre he tenido este asqueroso miedo…
miércoles, 13 de julio de 2011
Pensamientos de Comtesse (sin terminar aún).

lunes, 11 de julio de 2011
Puntos de Vista (Deborah / Comtesse)

DEBORAH:
Mi mente daba vueltas. Estaba como hipnotizada, avanzando sin siquiera mirar el suelo. Me tropecé con alguien que derramó alcohol sobre mi; me quejé enérgicamente pero fui totalmente ignorada. Traté de limpiarme con la misma blusa que había usado, pero me di cuenta de que había dejado mi maleta en la entrada. Bien, otra cosa de la cuál preocuparme, pero ya era muy tarde como para regresar.
Avancé una vez más mojada y sucia, detestando el olor desagradable que me cubría. Me recordaba a papá… eso era lo peor del asunto. La gente no me dejaba ver el escenario y mi corazón empezó a romperse. Caminé una vez más y uno de mis tacones se quedaron atorados en un hoyo en el suelo. La tristeza comenzó a sumergirme en mi pozo personal de miseria (un estado dramático de mi mente), y pensé en lo malo que fue huir de casa, en lo inútil que era, en lo que el karma me había hecho cuando…
--Dime, dulzura, ¿disfrutas el show de esta noche?—
Una voz seductora, armoniosa y profunda pareció penetrar mi mente. Empecé a temblar con nerviosismo, levantando mi mirada sólo para encontrarme con unos hermosos ojos de un brillante verde olivo inspeccionándome de arriba a bajo. Una sonrisa proveniente de unos labios color orquídea real me sonrieron pícaramente, haciendo que me sonrojara como un tomate. Sé que mis manos sudaron, mi mente se quedó en blanco y mis piernas casi me fallaron, todo en milésimas de segundo. Ella me miró dando una encantadora risita, mirando a la gente a nuestro alrededor.
--Oh, una nueva. ¿No es… divino?—musitó con asombro, riendo entre dientes mientras me miraba una vez más con compasión. Yo pestañeé dos veces, tratando de decir algo. Mi garganta estaba hecha un nudo. No pude.
--No te preocupes, bombón…-- susurró recorriendo mi mentón con su dedo índice suavemente. Sentí electricidad recorriendo todo mi cuerpo. –vivirás muchas cosas en este lugar—añadió seductivamente acercándose a mi rostro. Pude sentir su aliento en mi cara.
Todos rieron encantados mientras ella se retiraba a saludar a otro cliente. Algo pasaba con mi cuerpo (y bajo mi falda) que me impedía moverme, estaba en un estado de completa inutilidad mental y corporal. No tengo idea de cuánto tiempo pasó, sólo sé que volví en mi cuando la vi subiendo al escenario una vez más, tomando el micrófono entre sus delicadas manos.
COMTESSE:
Desde que la vi, supe que tenía que llevarme a esa perra a la cama.
Se veía como una estúpida rata indefensa, con esa mirada inocente en aquellos ojos color ámbar, ese maquillaje asquerosamente mal aplicado y esa ropa anticuada. Y claro, esa falda que no podía ocultar que la pequeña rata era bastante... ja, dominante.
En el momento en el que la vi desde el escenario, indefensa y asustada, supe que cuando bajara de éste como normalmente lo hago sería a la primera a la que saludaría.
La pobre perra tenía un tacón atorado en el piso, y un sujeto asquerosamente gordo le había dejado caer alcohol encima. Se veía can ridícula y miserable... me daba lástima. Me excitaba demasiado.
Vi lágrimas en sus ojos de "boi" inexperta, reí entre dientes y me acerqué a ella lentamente. La pobre estaba demasiado concentrada en su miseria como para notar mi presencia, me agaché para estar a su altura y me aproximé a su oído con una sonrisa seductora. La gente nos miraba con risas burlonas.--Dime, dulzura, ¿disfrutas el show de esta noche?— susurré seductivamente. Ella levantó la mirada rápidamente y se paralizó. Sus ojos se abrieron con asombro, pero no salió ni una sola palabra de sus labios temblorosos.
Ja, esta perra me deseaba...
--Oh, una nueva. ¿No es… divino?—dije con un falso asombro y deleite, riendo entre dientes mientras la miraba una vez más con compasión. Ella seguía igual de estúpida e inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Me encantaba lo sumisa que era.
--No te preocupes, bombón…-- susurré deslizando mi dedo índice por su mentón suavemente. Eso la hizo temblar –...vivirás muchas cosas en este lugar—añadí acercándome a su joven rostro.
Reí encantada mientras me alejaba; pude ver una perfecta erección bajo esa horrible falda. Deseé devorarla en ese momento, pero no; ya jugaría con ella después. Estaba segura de que después del espectáculo querría seguirme a la fiesta que siempre organizo, y, si se me antojaba en ese momento y la encontraba entre la multutud, podría jugar todo lo que me diera la gana con su frágil cuerpo. Por el momento, era una más lamiendo mis pies.
Eso siempre me subía el ánimo.
viernes, 8 de julio de 2011
Inocencia

