¿Qué ves en mis ojos, Luna mía? Hace tiempo que no
me siento a charlar bajo tu luz. Sólo tú sabes lo que estas ásperas paredes
significan para mi alma y el distante refugio que es el horizonte para mi corazón.
Aún así, comienzo a creer que nunca podré encontrar la libertad.
Camino con las alas rotas pendiendo de mi
espalda, mientras la vida se dedica a devorar la esencia de mi sonrisa, ahora
estática, perpetua y maldita. A veces me pregunto si tú también me juzgas por
la apariencia de mi cárcel. Habito en una máscara infinita que erosiona poco a
poco mi espíritu. Hace años que intento florecer de entre el concreto, sólo
para darme cuenta que he estado sumergiéndome aún más en la tierra. Dime, Reina
Astro, ¿tú también sentencias mi origen? Yo, que te alabo con polvos de
colores, telas brillantes y desmesuradas alabanzas, ¿también estoy sujeta a tu
juicio? Cada noche, algunas de nosotras nos transformamos en tus hijas. Cada
noche abandonamos nuestra naturaleza vil para adornarnos con la
elegancia y la sutileza. Sin
embargo, al amanecer, muchas abandonan el porte. Yo sigo viviendo, eternamente,
bajo tus efectos. Sé que nunca me tomarás como tuya; ni siquiera si,
persistente, no dejo de nadar en tus aguas.
Hablo contigo con la existencia ya carente de
sueños. La poca vida que obtengo de la danza, del escenario, hoy dejan de ser
suficientes para llenar el vacío de mi ser. Te miro majestuosa y maternal a
través del espejo. En cambio, mi reflejo es opaco y mi rostro marchito. El
maquillaje siempre se derrite; deja a la vista mis duras facciones y da paso,
de nuevo, a mi perpetuo disfraz.
Contéstame ahora, ¿realmente pertenecen a ti
las que nacen bajo tu protección? Si requieres del sol para obtener tu luz, ¿no
seremos nosotras, mujeres sin cuerpo, tus verdaderos frutos?
Lovely <3
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