NOTA:

NOTA: Las imágenes usadas no son de mi propiedad. Provienen de www.deviantart.com o de artistas externos.

sábado, 17 de diciembre de 2011

La metamorfosis policromática



I

Desperté una buena mañana de otoño con la silueta de una rosa dibujada en mi muñeca. Apenas abrí los ojos pude verla, frente a mi, marcando mi día entero con su misteriosa aparición. Tardé en reaccionar y en darme cuenta de que el sol ya brillaba con intensidad. Era hora de que volviera a la realidad.

La toqué con mi dedo índice. No sentí nada. Era como si siempre hubiera estado en mi piel, a pesar de que su tono rojizo me hiciera pensar en una cicatriz. Tampoco había dolor. Intenté borrarla con agua y jabón y ni siquiera de desvaneció un poco. Al no poder eliminarla con éxito, la oculté detrás de una playera de manga larga y salí de mi casa. Aún así, la duda sobre el origen de esa marca me persiguió durante todo el día.




II

La sombra al otro lado de aquel pequeño local. Ente dulce y sutil, con intensiones ocultas, tomando café de la gran taza con ambas manos. Su mirada brillante y soñadora repasa cada una de las manchas en la pared. Apenas nota mi presencia cuando me siento frente a ella.

-Sí, existes. Siempre lo había presentido.

Ella regaló dulce sonrisa y me acarició con su mirada.

-Siempre he estado aquí, esperando. Muchos creen que soy dos figuras físicas con emociones, pero se equivocan. Exito de una manera u de otra, en algún lado, como idea, como algo que se pretende definir. Ahora me tienes. Ahora me vives. Dulce criatura inocente, no debes desperdiciarme.

-No lo haré. Aunque me das algo de temor…

Ella sonrió de nuevo y bebió de su taza de café mientras me miraba. Luego tomó mi mano y me llevó arriba, donde la luna brilla y las estrellas pueden tocarnos.

-Conmigo siempre vivirás en la incertidumbre—me dijo –Es parte de mi encanto. Respírame y déjate llevar por el viento cargado de esporas. La vida te espera.

Me regaló un beso, y cuando estuvo segura de que estaba llena de pies a cabeza con mil palabras y silencios… desperté.




III

Ayer te dije tantas cosas que a penas puedo recordar en este momento. Te mostré el sol de las cinco y navegamos entre las personas como su fuéramos espectros. Al final todo dejó de importarme, sólo planeaba habitar este mismo espacio contigo.

Una estrella fugaz brillaba en mi garganta. Aún así, la luz se concentraba en mi pecho y no podía salir correctamente por mi boca.

Quiero que avances hacia el horizonte y me digas si, en el ocaso, puedes caminar sobre esa nube que se funde con el suelo antes de que el día se acabe. Si llegas al mundo de los muertos lo habrás logrado. Si de pronto caminas entre las estrellas estarás soñando. Sea como sea, será difícil regresar… a menos que te cubran mis frágiles brazos.



IV

Tú.

Sí, usted, aquel hombre al otro lado de la habitación. Querido caballero, ¿cómo se encuentra? No tiene idea de la cantidad de planes que flotan en mi cabeza. Planes para usted.

No, espere, no me mire de ese modo. Planeo hacer que su existencia sea, paulatinamente, más divertida. No sólo pasable, escuchó bien, divertida, y además, magnífica. Usted y yo tenemos un trato de ahora en adelante, yo misma lo establezco.

Planeo compartir secretos con usted. Ah, pero no cualquiera, algunos lo harán soñar y otros lo harán sufrir, no importa. Es parte de vivir.

También planeo que usted tenga muchos obstáculos para obtener lo que quiere. No, no me vea mal, si lo consigue fácilmente no valdrá la pena. Además, si se cae lo levanto, ¿le parece? No me importa que decida morir, al fin que sé revivir a los muertos. Le daré una espada, con eso usted luchará. Cuando lo logre me lo agradecerá.

Después… bueno, pienso en unas vacaciones en un mundo paralelo. Le haré disfrutar cada paso que de en él, ¿suena tentador, verdad?

En fin, lo conquistaré cada día que pase. Esa es la diversión que viene conmigo. Desenmascararé el mundo y dejaré que usted lo desenmascare conmigo. Veo que sonríe… usted ya aceptó. Espero que no se arrepienta. Puedo sacar mil sorpresas debajo de la manga, ocurrencias absurdas, digresiones diversas, notas al margen de la página de la vida, usted sabe. Si le ríe, el banquete de maravillas va por mi cuenta.

Sin embargo, hay una fatalidad; tal vez uno de los dos se canse en el camino. Entonces me usted dice si ya no hay trato. Guardaré todos los recuerdos en una caja y se los daré, a ver qué piensa. Espero que tengamos mucha energía, el sol nos alimenta. Si no, no lamentaré nada. Mientas la obra de la vida continúe y sigamos danzando en ella sólo buscaré su complacencia.

Bien, su turno.


IV

Una anaconda de estrellas surca el cielo, se enredó en la luna y la bajó a mis pies. ¿Qué pasa si la piso? ¿En qué especie de viaje me he metido?

Oh, la poca experiencia. Al salir de ese útero ni siquiera pensé que viajaría.

Bienvenue, c’est la vie, ma cherie!




(Fotos, en orden: Doubt by ~selmakoparan / Coffee by ~Lestrovoy / Girl And The Universe by ~xroxyfoxyx / ocaso by ~kancano-d424kcn / Hidden Glory by ~LivanaCelosia / Hidden place to dream by ~ConigliettoRosa / Foto mía tomada por mi / Fear by ~theflickerees).


martes, 6 de diciembre de 2011

Descifrando el infinito


Journey through the universe 3 by ~Hanakiraboshi



Entre los efusivos silencios de las estrellas viajeras encontré un cumulo radiante de luces que hasta ahora había pasado desapercibido.

Respiro un universo distinto al mío por momentos y el mío se escapa poco a poco mientras es respirado por otro. Hay un agujero negro que se abrió súbitamente en entre ese oleaje constante de corrientes veloces sin gravedad.

Las estrellas mueren y se convierten en majestuosas supernovas...
... tan vivas están que mueren
... tan muertas están que viven.


Me detengo con la mirada atrapada en ese espacio entre la luz y la sombra.

Sé que ha comenzado.


viernes, 25 de noviembre de 2011

Campanas (recuerdos de Comtesse)






Carajo...

Son las seis de la mañana y el estúpido sol ya está arruinándome la existencia. Me dan ganas de lanzarle una de estas sucias botellas para que se apague y me deje pudrir en mi asquerosa cruda en paz.

Al abrir los ojos me di cuenta de que aún estaba a los pies de la santa y puta catedral. Fue lo más excitante que me pudo haber pasado; los religiosos murmuraban aterrados al ver mi cuerpo desnudo sobre el de ese hombre que creían "puro" y "casto", y yo podía oler nuestro semen manchando sus sagradas escaleras. Todo eso casi hace que me de un orgasmo de nuevo, pero estaba demasiado ocupado riéndome a carcajadas de su terror. ¡Hace mucho que no me divertía así! Jamás había disfrutado tanto cogerme a alguien...

Ayer en la mañana pasaba por este mismo lugar cuando unos cantos angelicales casi hacen que vomite. La gente de por ahí, como siempre, se me quedaron viendo como si fuera el mismísimo Satanás. Me valía un carajo; yo estaba fumando recargada en la pared de ese edificio. Para mi no eran nada más que un montón de ladrillos. Acababa de escapar de casa de mi padre, había caminado mucho con estos enormes tacones y no quería que nada más me jodiera.

Eran apenas las diez de la mañana, pero para mi ya era muy tarde. El tiempo no me importa, al final te das cuenta de que no sirve para nada. Como sea, cuando escapé de la casa del bastardo no tuve tiempo de llevarme casi nada. Le robé a una puta barata su maquillaje e hice lo posible para arreglarme. Era un fracaso, me asqueaba ver mi reflejo en un charco frente a mi, pero al final terminó valiéndome todo un carajo, como siempre.

Me aburría tanto que decidí mirar dentro de la iglesia. Todos en ella me daban risa; esas viejas asquerosas que se excitan con Cristo porque sus maridos no las satisfacen, los mocosos estúpidos que no saben dónde poner sus traseros, las familias que pretenden ser perfectas y... el resto de los idiotas. ¡Oh, pero el que se ganaba la medalla de oro era el sacerdote! Ese ridículo hijo de puta que manipula a todos como se le pega la gana. ¡Ah! Y tenía a todos los monaguillos que creen que él es dios en la Tierra y se dejan coger por él para eliminar todos sus pecados. Asqueroso bastardo de mierda... tiene el mejor trabajo que cualquier mortal quisiera tener. Lo detesto, me da lástima... lo envidio.

Tiré mi cigarro frente a su puta iglesia y lo pisé con ira. Puedo jurar que por un instante se dio cuenta de que lo miraba y dejó de hablar sorprendido. Tal vez creyó que el demonio esperaba afuera... o tal vez se le antojé. Fue una idea estúpida, pero me encantaba. Tenía ganas de divertirme un poco.

Cuando terminó la misa me mezclé entre la gente y entré. Casi me derrito entre las asquerosas figuras religiosas, pero decidí no mirarlas y enfocarme en el sacerdote. Tenía ganas de cogérmelo, no sé por qué. Me parecía graciosa la manera en la que me miraba, de una forma algo familiar. Tardé en darme cuenta de que yo conocía a ese imbécil.

Era un puto, como todos.

Una mueca de satisfacción se formó en mis labios. Decidí que era mejor que me largara y volviera después. Quería que el idiota estuviera solo para poder enfrentarlo. Dejé las sagradas paredes de ese repugnante lugar y me fui a beber. Eso estuve haciendo hasta la noche, cuando por fin volví. Me impresionó la suerte que tuve al toparme con él cerrando la puerta principal de la iglesia.

--James, querido, ¡tanto tiempo sin verte!—le dije con una ligera sonrisa. Él se quedó helado, asustado como un pobre cachorrillo. Eso sólo hizo que me riera más --¿No vas a contestarme? Veo que de pronto has olvidado todo lo que vivimos. Ya sé por qué estás aquí; nadie jamás te acusará de desear a una mujer.

Él apretó sus puños con fuerza y dio media vuelta para irse, sin hablarme. Reí a carcajadas mientras lo tomaba del brazo e introducía mi lengua casi hasta su garganta. Primero se resistió, pero luego se dejó llevar. Apuesto que hace años que no tenía sexo de verdad.

Así fue como poco a poco comencé a poseer su cuerpo. Las luces anaranjadas de la calle apenas nos alcanzaban; él resto era oscuridad. Amé cada segundo de todo esto, lo penetraba lentamente mientras él gemía como una gata en celo. Terminamos por caer como moscas muertas en esas escaleras.

Lo mejor de todo vino a la mañana siguiente, cuando el ensordecedor sonido de las campanas nos despertaron para la misma de seis. Aún me rio de los estúpidos creyentes inocentes… su sacerdote follaba como cualquier otra rata de carne y hueso.


martes, 15 de noviembre de 2011

De nubes y dragones





"Disfruta cada momento; porque estoy segura de que si dos universos como esos se juntan cabe la posibilidad de un infinito".


Recuerdo cuando juntos construíamos castillos de nubes en aquella calle olvidada por el mundo. A veces creo que, si la gente pasaba por ahí, ni siquiera nos veía. Éramos invisibles para el mundo pero el mundo jamás fue invisible para nosotros. Pienso que, incluso, veíamos mejor que los demás.

Siempre esperábamos a que las nubes fueran rosadas. ¡Qué hermosas son las nubes del ocaso! Sólo así podíamos edificar construcciones enormes y majestuosas. Ahí descargábamos nuestros sueños y compartíamos, entre silencios y mil palabras, nuestras almas. Éramos felices.

Pronto descubrimos que junto a nosotros siempre había alguien más y fue en ese instante cuando nuestras sombras tomaron la forma de dragones. Los perseguimos muchas veces queriendo atraparlos hasta que él los convenció de que estarían bien con nosotros. Lo que pasa es que muchas personas matan a sus dragones. Nosotros nos hicimos sus amigos.

Pasó el tiempo y las risas se quedaron flotando en el aire como burbujas de fino cristal de colores. No volví a verlo en mucho tiempo. A veces lo esperaba en aquel café árabe, pero nuestros caminos no se topaban. No estábamos listos. El viejo aroma a miel se había convertido en olor a carne condimentada, lo cual fue extraño. En ese momento, sin preguntar, supe que no era bueno volver a ese lugar.

El destino vestido como un buen dandy nos reunió una vez más. No lo sé... casi había olvidado a los dragones. Algo me dice que tal vez volvamos a construir castillos de nubes; y quien sabe, tal vez hasta más...

Jamás he estado segura de la eternidad del universo. Aún así, creo que si dos universos como nosotros se juntan cabe la posibilidad de un infinito...



viernes, 11 de noviembre de 2011

Digresión






Puede que suene absurdo, pero esta mañana el sabor de la leche era diferente.

Puede que suene ridículo, pero por más seria que yo estuviese en el espejo, mi reflejo sonreía más y más.

Puede que suene estúpido, pero camino a la universidad el gato del vecino ahora era un Huskey Siberiano.

"El señor Desmond está jugando de nuevo" pensé, pues lo que había a mi alrededor era "curioso", "misterioso", "chistoso", "agradable" y "extraño". Pero yo sólo sabía una cosa; "tal vez las cosas no pudieron haber sido de otra forma". Muy al "destino griego", él lo sabe.

¡Demonios! No recuerdo la frase. Era algo así como "el azar no es suficientemente inteligente para actuar por si mismo"; o, al menos, esa es la idea principal. Tenía que ver con recortar palabras del periódico y lanzarlas; es aleatorio, pero necesita algo que lo mueva. Amé esa idea.

¿Desde cuando esas ridículas botas verdes fueron sustituidas por un buen traje estilo "dandy"? No lo sé, pero le agradezco a mi abuela por haber ayudado con el Mesón, a mi tío por seguir ahí y abrir la sucursal en Zacatecas, a mi padre por hacer que yo amara leer y llevarme a la librería, a mi maestro de literatura por hacerme leer El ruiseñor y la rosa, a ese rincón de la librería, al libro de cuentos de Wilde, al ocio en las vacaciones, a Lord Henry, a la universidad, a Milton (aunque aún no lo sepa), a esa edición, a mi profesor de teatro por mostrarme los detalles de la vida, a la nota en el libro que decía "Leer"...

Mr. Tiny tiene bastón y sombrero.

Él sabe que el sol es diferente en distintas partes del planeta. Los objetos nos miran, en especial ese antiguo radio al que... molestamos. La pared se despedaza, jamás me había tomado un cappuccino tan lentamente.

Las calles; silencio.

La casa de la anciana y el retrato que en realidad era una puerta. Los mil lugares que debemos visitar y el "mirón" que nos robó el lugar...

DESTROZAR EL "USTED".

La melodía repetitiva que no recitaré por ahora. No importa.

Aquella vez dejé mis máscaras en casa y llevé conmigo la luz en los ojos del mundo. Y sí; aún todo fluye como el agua.

Despedidas temporales... ("adiós por ahora").

Nuestro acto en esta obra de teatro (de lo que quería hablar).

Y, ¿a quién se le ocurrió la "fantástica" idea de las mariposas en el estómago? Tengo una pequeña chimenea ahí adentro y el humo se acumula en mi pecho.

No pienso en un "para siempre". ¡Ja! ¡Ni siquiera pienso (mucho) en un futuro! En el presente soy feliz. Gracias. No me iré sin despedirme.



"LAS ESTRELLAS DEVORAN LA MÚSICA DE MIS SUEÑOS".



sábado, 5 de noviembre de 2011

El aparador (Recuerdos de Deborah)






Sí; ahí estaba yo, en aquellos años de mi tierna infancia...

Esa época de mi vida fue, quizá, la más conmovedora, delicada, y confusa de todas. Fue un instante en el que me sentía maravillada por un mundo que se desenvolvía de una manera extraña frente a mis ojos; casi como si quisiera gritarme de golpe toda su inmensidad. Así veía todo; desde mi propio universo. Y yo, sin entender nada aún, vivía mirando las cosas a mi alrededor solamente desde el interior de mi infantil mente.

Mi madre siempre me traía de un lado a otro como un accesorio más. Ella se la pasaba en reuniones sociales, fiestas y centros comerciales. Eso, y las misas de cada domingo, las cuales jamás entendí. Yo sólo seguía sus pasos como cualquier niño a mi edad, más distante en mi mundo interior que en lo que ella pretendía inculcarme.

Recuerdo que un día caminábamos a prisa por un centro comercial de gran renombre. Mi madre se pavoneaba con orgullo tomándome de la mano; yo estaba constantemente distraída con los colores que navegaban frente a mi. Nos deteníamos con frecuencia para ver los productos que ofrecían en cada tienda, y yo miraba con asombro cada cosa. Les daba una interpretación propia en mi cabeza, nunca preguntaba. Mi madre solía ignorarme cada vez que lo hacía, así que hubo un punto en el que dejé de hacerlo.

Esa vez mi querida progenitora vio un vestido que llamó su atención (claro, como cada cosa costosa que veía) y me dejó esperando afuera con una enorme cantidad de bolsas mientras usaba una máscara de ignorancia y preguntaba el precio. Yo miraba mi reflejo en el aparador, apunto de desfallecer gracias al cansancio y al aburrimiento. En ese instante estaba perdida en los detalles de mi ropa de niño elegante; en los pequeños chinos que lograban formarse en algunas áreas de mi cabello ondulado, como los que caían en mi frente; en el cansancio en mi mirada; mi estatura, entre otras cosas. Estaba tan absorta en mí que tardé en notar a otros ojos que me miraban detrás de ese cristal. Al enfocar la vista me topé con la inmóvil presencia de un maniquí.

Sentí terror...

Aquella figura completamente blanca, con ojos pintados de un azul claro, labios rosados y cejas negras miraba hacia abajo, donde yo estaba parada. Su peluca rubia y rizada desentonaba con su apariencia. Yo le devolví la mirada un largo tiempo, consumida por su imagen, pero siempre volvía a encontrarme con la mía en el aparador.

No sé por qué comencé a notar en ese momento la diferencia entre géneros, pero lo hice. Miraba la figura inmóvil y mi reflejo sobre ésta. Podía distinguir algunas diferencias, pero aún no entendía todo por completo. Mi madre me jaló rápidamente lejos de ahí antes de que pudiera descifrado.

La vida, mediante una serie de represiones, terminó por cambiar eso.


domingo, 30 de octubre de 2011

La máscara chorreante (decadencia)




"Una flor es la belleza,
que se marchita y se consume,
en el aire se apaga el resplandor,
han muerto locas jóvenes y hermosas.
El polvo ha cerrado los ojos de Helen.
Es hora de morir, estoy enfermo:
Señor, ten piedad de nosotros".

-In Time of Pestilence (1593), Thomas Nashe.




¿Qué más hace la puta con cara de niño que tratar de parecer más puta que niño? Cuando nada más le queda en la vida, es todo lo que intenta hacer.

¿Qué pasa si su cara de niño es más arrugada que la sábana donde azotó su cuerpo la noche pasada, y más desgastada que aquel labial rojo totalmente aplastado con el que aún pinta sus resecos labios? Entonces, trata de vestirse de oro con tal de opacar su cuerpo y resaltar esa imagen de lo que desea ser en su mente.

¡Cómo si fuera posible revivir una hoja seca con agua!

Antes vivía de perfumes, polvos y colores. Recibía regalos, ¡claro! Con tal de obtener de su vivaz cuerpo un poco de sexo. Su madre era una ramera, ¿que mejor maestra que esa? Con fornicación todo se obtiene... si no eres tú el juguete. Él era más bella que muchos y tenía un miembro de considerable tamaño que ocultaba con habilidad; era buena en el escenario y sorprendente en la cama, ¿que mejores ventajas en ese mundo que aquellas?

Pero claro, es lógico, al final TODO se acaba. Los absurdos "cuentos de hadas" al final son siempre pesadillas. Por favor, no nos hagamos tontos.

Ahora su cuerpo masacrado permanece en la misma esquina de la fétida calle. El sabor se fue ya de su boca, ¿para qué necesita saborear? Toman su cuerpo como alguien comería las sobras del potaje de la semana pasada; es decir, sólo cuando están muertos de hambre. Ni siquiera tratan de convencerla con presentes, pues todo se ha convertido en la humillación más repugnante de todas. Como venganza, ella los arrastra a la muerte nacida en el placer; en alguna enfermedad transmitida en el acto de "amarse".

Aún así, hay alguno que otro cliente que considera sólo por un instante que está tratando con alguien vivo, lleno de sueños y esperanzas... luego lo olvida. Es indecente sentir algo por un objeto.

Y surge la duda; ¿qué pasó con la reina, la muñeca colorada, el hombre transformado cada noche en bella mujer? Sólo las moscas lo saben. Algunas aún zumban indignadas sintiéndose remplazadas por las ratas que ahora roen lentamente lo último que queda de ella en este mundo.

Su existencia será arrastrada calle abajo junto con el alcohol de alguna botella derramada en un callejón podrido. Será olvidada.

...

¿De qué estábamos hablando, en primer lugar?


sábado, 22 de octubre de 2011

Armando



Hands_by_hermeline


La luz en su mirada se volvía ocaso ante la mía.
Su cuerpo yacía en la estéril cama; marchito, frágil, y en perpetua calma.
El calor de mi mano se escapaba en la suya, ya helada.
Y mi congelado hálito caía al suelo, fragmentando mi alma.

Había noches en las que, ya de madrugada,
podía dormir de nuevo con su respiración bajo mi almohada.
Sólo me despertaba de golpe al perder su vida en el silencio,
dándome cuenta después de que era un sueño, y sólo eso.

Sus pálidos labios apenas susurraban mi nombre.
Su reseca piel había perdido el tacto casi por completo.
Yo ya no sabía si rendirme o seguir viviendo,
si todo lo que alguna vez quise fueron sus besos.

Y yo moría, ¡moría por dentro!
Cuando sabía que él aún brillaba,
brillaba tan adentro.

Su voz, en esa terrible oscuridad, a veces me quitaba el aliento.
Tan súbita, tan engañosa, dando esperanzas y mintiendo.
Su cuerpo dejaría de moverse. Yo lo sabía.
Pronto estaría solo, sin más sonrisas.

Hubo una noche en la que, mientras yo sentenciaba mis días en esa silla junto a su cama,
escuché un suspiro temeroso perturbando la constante calma.
Y un grito sordo aumentó mi ya grande angustia, desgarrando mi alma.

-Robbie, ¡Oh, Robbie mío! ¡Me están llamando marica de nuevo!

Yo lo miré, sorprendido, pensando que la dama blanca por fin lo estaba sentenciando. Recordé aquellos tiempo en los que, al caminar por las calles, tuve que defendernos de burlas y miedos.

-¿Quién? ¿Quién osa llamarte de ese modo, querido Armando?- susurré suavemente.
Trataba de conservar la calma y alivianar su espíritu antes de la irremediable muerte.

-Dios, ¡es Dios! ¡Oh, Robbie, puedo verlo! ¡Su mirada me quema! ¡Toda su esencia me condena!

Me quedé sin aliento. ¿Por qué seguía torturándolo ese nombre que le habían dado? Amadeo… ¡Amadeo! ¡”Amor a Dios” era su significado!
Eso lo sofocaba. Por eso prefería el nombre de Armando.

El sudor ya perlaba su frente; tuve que secarlo con un viejo paño,
todo mientras tomaba su rostro con una mano.
Sus ojos, desorbitados, miraban el pálido techo,
y un estremecimiento recorría su casi deshecho cuerpo.

-Robbie… ¡mi Robbie! ¡Siempre he sido un estorbo! No me dejes… por favor, no me dejes solo.

Las lágrimas ya eran compartidas por nosotros. Tomé su mano y la puse sobre mi pecho.

-Aquí estoy. Jamás me he ido. Jamás me iré.

Sus susurros se apagaban. Su angustia se iba.
Me alivió ver su respiración ya tranquila.
Besé su mano con ternura y lo miré un largo rato en silencio.
Él parecía volver a caer en los brazos de Morfeo.

Cuando pensé que la angustia se había ido, vi sus labios formar una leve sonrisa.

-Robbie… mi Robbie… Dios, es Dios… es…

-Descansa. No pienses en…

-No, no, Robbie mío, no. Nos han mentido… ellos nos han mentido.

Cerró sus labios. El resplandor en su rostro me hizo pensar por un momento que volvería a tenerlo entre mis brazos como en aquellos tiempos olvidados.
Sin embargo, lo vi volverse una estatua tan fugaz como el viento.
Se marchitó junto a los claveles rojos que rodeaban su dulce y penoso lecho.

Él se dejaba consumir en las aguas del mar negro, y yo, como un faro, trataba de guiarlo.
Mi luz por fin se apagaba, sin éxito.

En esa oscura habitación, con una leve y fúnebre luz asomándose entre las cortinas,
por fin dejé que las paredes colapsasen sobre mi traslúcida figura.

Él apenas nacía…
Y yo, ¡yo por fin moría!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Comtesse: recuerdos


Porcelain_Doll_in_Sepia_by_ShadowsOfSora



El asqueroso enojo había pasado. Reí cínicamente al escucharla pero no me moví. No traté de alejarme hasta que la sentí rozando mi hombro y entrando al bar.

-Me importa un carajo...- susurré, aunque mi estúpida mente me dijera lo contrario. No tenía ganas de nada. Yo sabía que volvería a encontrarme a la perra esa. Esto no había terminado... pero sus asquerosos juegos ya me habían hartado.

Caminé de vuelta al departamento realmente deshecha. Azoté la puerta al entrar y ni siquiera le hice caso a la estúpida de Deborah que estaba sentada en un sillón con la mirada perdida. Su pálida cara y rostro sin maquillar me recordaron a un fantasma; me desagradó mirarla. Entré al baño y volví a golpear la puerta al cerrarla.

Carajo, sólo quería estar sola...

Me quedé en blanco apoyado contra una pared. Poco a poco mi respiración comenzó a aumentar hasta un punto en el que no pude aguantarlo más. Grité con todas mis fuerzas, destrozando todo lo que estaba a mi alrededor. Mis asquerosos puños comenzaron a sangrar (no sé cómo) y me ensucié todo el cuerpo. Desgarré la estúpida peluca de mi cabeza y rompí mi ropa. El maquillaje ya no era la única cosa asquerosa en mi persona.

¡ME DABA ASCO! ¡ASCO!

El bastardo seguía en mi mente. Jamás me libraría de él, JAMÁS. ¡ESTABA HARTO! ¡ESTABA CANSADA DE ESTA ASQUEROSA VIDA DE MIERDA! ¡SENTÍA ASCO AL PENSAR QUE ESE HIJO DE PUTA SIEMPRE ESTARÍA DENTRO DE MI CUERPO!

Estaba a punto de caer al piso cuando la perra de Deborah abrió la puerta e intentó detenerme. La rasguñé y golpeé, pero la estúpida terca no se detuvo. Pasaron minutos antes de que pudiera controlarme. Me sostuvo fuertemente hasta que dejé de gritar y moverme y caí de rodillas al piso, destrozada. No me soltó hasta que me quedé inmóvil y jadeante, mirando al infinito con mis ojos desorbitados.


miércoles, 28 de septiembre de 2011

Pensamientos de Deborah II


Dicen que tu cuerpo es el mapa de tu vida.

En él ves el paso del tiempo,
las condiciones que de vida que tienes,
tus gustos en forma de adornos,
tu autoestima en tu postura,
tu humor en tus gestos,
tus sentimientos en tus manifestaciones como risa o llanto,
tu carácter en tu mirada,
tu limpieza en tu presentación,
tu salud en tu belleza,
a veces, una máscara que no concuerda...

Recuerdo que aquella vez descubrí algo más en aquel cuerpo: un mapa de sufrimiento.
Recorría las cicatrices en su pecho suavemente con un dedo.

Las cicatrices marcaban mil momentos de tortura, violación, terror y abatimiento.
Cada una de esas cosas fueron su tormento; formaron su carácter, le hicieron caer en el abismo...

Y ahora sé que ese mapa no es distinto;
El mapa de sufrimiento es su mapa de vida.
El nombre es lo que cambia.
Sólo es un capítulo más de la misma historia.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Comtesse: experimentando con el personaje


HISTORIA E IMAGEN DE MI CUENTA EN ROLEPLAYER.ME


El aburrimiento me ganó. Avancé hacia ella y la miré fijamente, sin hablar. Era extraño que hoy yo estuviese vestido vilmente como hombre, pero daba igual. Ella sabía cómo era y odiaba que intentara ignorarme. Me sentía frío y seco, sin ganas de nada en esta puta vida de mierda.

Esa perra... es una estúpida que no escapa de mi asquerosa existencia.

Miré con recelo sus grandes pechos y bufé. Asquerosas putas; todas. Tomé su bolsa y saqué sus corrientes cigarros, con ganas de fumar lo que fuera. Luego la tiré a un lado y me largué.

La lluvia acababa de parar. Caminé entre los charcos con su caja de cigarros y mi encendedor. Iría a un club o a perderme a algún lado, conseguiría un marica caliente y estúpido mucho más joven que yo y lo cogería hasta que se me quitaran las ganas de penetrarlo.

"Penetrarlo"... Carajo.

Caminé varias cuadras hasta llegar al club que conocía. Olía asquerosamente mal; era una mezcla de sudor, toxinas, vagina y semen. Me recordó al olor de una repugnante pescadería en un barrio podrido en la miseria. ¡Qué tontería!

Fue muy fácil conseguir a un estúpido ebrio y era raro que yo no lo estuviera. Terminamos haciéndolo en el baño. Nunca lo había disfrutado tan poco antes.

Lo más asqueroso es que me salí de control.

Él perdió el conocimiento; yo azotaba su cuerpo con lo que fuera, mordía la piel de su espalda y dejaba marcas con mis largas uñas. Él era una putilla sin voluntad propia. Yo era un asqueroso Dios. SU asqueroso Dios. Su ano sangró tanto que él se quedó sin color. Perdió todo su aliento y por fin dejó de gemir como un puerco en el matadero.

Era virgen. Claro, hasta ese instante.

Salí del baño después de un leve orgasmo. No me sentí satisfecho a pesar de su estrecho culo. Me miré al espejo y me odié.

Yo era la viva imagen del bastardo, mi padre.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Prométeme que vivirás
(trabajo final de un curso en línea)


The Tree of Books by ~vladstudio


Aún recuerdo aquel otoño en el que, atraído por el aroma a pino, caminé sin pensarlo dos veces por el bosque que estaba atrás de la iglesia olvidada. Lo sé, tal vez fue lo más tonto que he hecho; pero no me arrepiento. Arrepentirse de la vida siempre me ha parecido algo absurdo. Es como borrar el camino ya andado para luego darse cuenta horrorizado de que has borrado toda tu existencia y de que ahora careces de identidad. Así de sencillo.

Ese día caminé sin que me importara lo que dejaba atrás. Una luz tenue hacía brillar mi cabello salpicándolo de luz de vez en cuando, jugando con las sombras y alterando mi imagen. Se oía el claro chocar del agua contra alguna roca lejana mezclado con el cantar de algún ruiseñor en plena mañana; a parte de eso, todo estaba en silencio. Yo estaba perdido en mis pensamientos, captando todo eso con el subconsciente pero sin prestar atención realmente. Algo me alteraba y me atraía como un imán a no se dónde. No necesitaba saberlo. No quería saberlo. Mi mente obedecía automáticamente como siguiendo el viento.

¿Alguna vez han seguido sus instintos sin usar su mente siquiera? Cosa difícil, pero a veces posible; en especial si todo de pronto deja de tener sentido. Una fuerza me arrastraba lejos de casa y lejos de mis problemas. Mi hermana seguía amargándome la existencia con sus líos de adolescente fugaz y yo estaba cansado de ayudarla. Aún no comprendo por qué seguía haciéndolo, ella sola se dirige a los hombres mayores y los engatusa para luego joderlos (disculpen la palabra). Yo sólo era parte del escenario. Estaba cansado de eso.

Caminé sin rumbo y sin darme cuenta del paso del tiempo. De pronto, algo me hizo despertar de este extraño trance y mirar a mi alrededor. Algo había cambiado, pues el ambiente no era el mismo que cuando empecé a caminar. Me encontraba en un valle de sombras; la luz apenas entraba entre el follaje, la vegetación bajo mis pies era escaza y los sonidos se habían esfumado casi por completo. Un temor repentino comenzó a apoderarse de mi al no saber dónde me encontraba ni cómo regresar.

Lo peor fue que me di cuenta de que no estaba solo.

-Kael…- susurró una voz a un lado mío. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Miré de soslayo hacia el lugar donde se escuchaba la voz. Me impactó mucho lo que vi.

Un pequeño hombrecito de no más de un metro de alto me observaba desde las sombras. Una capucha color avellana cubría su rostro, aunque podía ver claramente una nariz aguileña asomándose de ésta. Se la quitó con sumo cuidado con sus dos manos, las cuáles parecían de paja. Noté con horror que no tenía ojos.

-… ¿qué eres?- pregunté asustado. Comencé a pensar que todo esto era otro sueño absurdo.

El hombrecito no dijo nada, sólo apuntó hacia un punto en específico con su extraña mano. La seguí con la mirada y me topé con un enorme árbol hecho de libros.

-Prométeme que vivirás…- susurró con una voz ronca.

Y entonces, desperté.

Sí, todo fue un sueño. Podía escuchar a mi hermana del otro lado de la casa hablando con otro hombre. Me paralicé, sin entender por completo que había pasado. Miré el cuchillo que había dejado antes de acostarme, como un pequeño plan, sobre mi cama. Luego vi un libro que había sacado hace poco de la biblioteca sobre mi buró.

Todo era tan extraño…

El cuchillo de pronto dejó de ser parte de algún plan. Tomé el libro lentamente y miré su portada con cariño, como cuando te encuentras a un amigo perdido.

El mundo vive, se llamaba. Su portada era de un árbol hecho de libros.

Y entonces, volvió a tener sentido.


viernes, 16 de septiembre de 2011

Aurora y su muerte (primera parte)


Love And Death by ~timeo



¿Por qué esta noche no es como las demás?

1.- Es terrible; sigo despierta.

Las horas siguen pasando y yo sigo despierta. Pero no pasan rápido, sino todo lo contrario; es inevitable sentir el peso de los minutos sobre mi cabeza, llenándola con aire. Estoy muy cansada, pero no puedo dormir. Simplemente no puedo.

2.- La habitación es demasiado oscura.

No entiendo cómo es que sigo viendo. Hace mucho que se escondió el sol y hace meses que no pago la luz. Usaba una vela, pero ésta ya se consumió. No sé si es el hecho de que me esté acostumbrando a la oscuridad, pero aún puedo ver... y ya es tarde. Es muy tarde.

3.- La tinta de mi pluma aún no se acaba.

He aquí otra cosa que no entiendo: no he parado de escribir desde las tres y aún hay tinta (y eso que ya estaba por acabarse). Tal vez son alucinaciones mías a estas horas de la noche, pero me parece sumamente extraño que la pluma siga funcionando. La ideas siguen fluyendo junto a mi propio hálito, el cuál se enreda poco a poco en mi cuello haciendo que mi conciencia siga con vida. Mi creatividad se desborda como un río que el papel no alcanza a mantener. No lo sé, estoy empezando a divagar...

4.- De pronto siento que no estoy sola.

SIEMPRE me siento sola, incluso cuando el gato está durmiendo sobre mis pies. Esta vez es todo lo contrario; me siento observada. Puede que eso le pase a muchos escritores cuando, mientras escriben a altas horas de la noche, se sienten consumidos por su propia fantasía y sienten a sus propios delirios en torno suyo. A mi nunca me pasa. Esta vez me está pasando y comienzo a sentir un temor irracional.

5.- Me doy cuenta de que, efectivamente, NO ESTOY SOLA.

Huele a jazmín, puedo jurarlo, aunque no sé de dónde venga ese cálido aroma. Una presencia parece cargarlo consigo. Despego mi vista del papel y veo una sombra parada junto a mi, observándome con atención. Tardo un poco en distinguir que eso que veía sobre ésta no es el reflejo de la poca luz que entraba por mi ventana, sino su pálido rostro. Alcanzo a ver humo escapando por su extraña boca y así me doy cuenta del cigarro que sostiene en una de sus largas manos. La otra la tiene escondida en el bolsillo de su gabardina negra, la cuál se disfraza entre las sombras. No sé quién sea, pero por alguna extraña razón no me altera su presencia.

6.- La figura me habla. Paro de escribir esta lista y decido responder.

CREO QUE EL CAFÉ AFECTÓ MI CEREBRO DESPUÉS DE TANTO CONSUMO...



-Aurora, deja de escribir.

-Ya lo hice, ¿qué quieres?

-No pareces sorprenderte al verme...

-No. Esta noche es distinta, es extraña... creo que estoy soñando.

-No lo estás. Ven, te daré abrigo, esta gabardina es lo suficientemente grande para ambos.

-No tengo frío, gracias.

-¿No...? Eso es extraño, todos tienen frío.

-Yo no lo tengo. Además, siempre disfruto el gélido ambiente cuando es invierno. Por eso me enfermo tan seguido.

-Ya veo. Eres alguien peculiar, sin duda alguna. Eso explica por qué me veo así... en fin, ni hablar. Tenemos que irnos... y pronto. No puedes permanecer mucho tiempo en esta habitación o te harás parte de ella. Corre, larguémonos de aquí.

-¿A dónde? ¿quién eres?

Lo escuché reír a carcajadas. Su risa resonó en mi cabeza como el ensordecedor repicar de mil campanas. La seriedad abandonó su cuerpo de inmediato junto al humo de cigarro que fue expulsado de golpe en ese instante.

-Yo, Aurora, soy tú muerte. No soy "la muerte"; soy tuya y de nadie más...

miércoles, 31 de agosto de 2011

Hagamos un pacto de vida.


attak by ~durcka


PARA MIS COMPAÑEROS LETREROS QUE APENAS CONOZCO:


Hagamos un pacto de vida mientras sangramos tinta. Prometamos que, cuando el crepúsculo se apodere del cielo a pinceladas, seguiremos de pie tratando de borrarlo con luz atrapada en esferas de colores.

Será difícil respirar; pero no necesitamos aire.

Promételo.
Hagamos el pacto bajo la lluvia sensual de las pasiones. Jurémoslo con nuestro aliento caliente sabor cacao.

Júralo.
Pintemos con nuestra piel los árboles y sumerjámonos en el pasto suave del círculo de hadas flotantes. Saboreemos las esporas y traguémonoslas con deleite. Son como ideas; flotan y llegan a nuestras mentes de marfil, volviéndonos carne.

Ámalo.
Ama porque sí. Ama porque amar da sonrisas. Sólo amemos hacer lo que hacemos, amemos estar parados sobre tierra y dejemos que el viento arrastre nuestros cabellos como el mar arrastra a la arena.

Sí; eso es todo lo que quiero. Quiero que cantemos dentro de nuestros cuerpos. Sé que no somos uno aunque a la vez lo somos; pero quiero que hagamos un juramento. Sólo porque nos conocimos, sólo porque nos topamos. Quiero que sintamos y respiremos porque somos lo que somos.

Vamos, prometámoslo. Es como si te lo estuvieras diciendo a ti mismo. Esto es por ti; y lo digo en conjunto porque sé quiénes somos. Estamos totalmente solos, pero de vez en cuando nos fusionamos entre soledades que se vuelven fundamento.

Hagamos un pacto de vida: VIVIR.

martes, 30 de agosto de 2011

Un placer Intersexual
(TEXTO EN CONSTRUCCIÓN)


X X + Y = XXY
"Hermafrodito". Museo de Louvre.



Torpe.

Ausente.

Nadie sabía lo que pasaba por su mente.

Al nacer parecía un niño común; pero cuando empezó a crecer se pudieron notar algunas alteraciones en su fisionomía. Tenía brazos y piernas ligeramente más largos, nada grave.

Luego, se dieron cuenta de sus problemas para comunicarse y de su constante ausencia. No podía ponerle atención a algo por demasiado tiempo. Pensaron en un retraso mental, como es lógico, así que lo metieron a una escuela especial de aprendizaje.

Su mundo eran cubos de colores, repeticiones constantes, y buenos tratos que llegaban a lo sobreprotector. Funcionaron un poco, pero no demasiado. Él entendía el mundo de una manera diferente, pero siempre guardaba cada pensamiento para él mismo. Toda la existencia le parecía complicada, y a veces no se esforzaba por entenderla. Sólo callaba y observaba.

Así pasó el tiempo. Fue creciendo poco a poco.

Y después llegó su a d o l e s c e n c i a .

TODO cambió.

Algo extraño pasó con su cuerpo cuando ésta progresaba; sus caderas se ensancharon, sus hombros no se expandieron en lo más mínimo, y sus testículos se quedaron como dos pequeñas uvas. Además, algo extraño pasó con su pecho que hizo que se rechazara la teoría de una falta de desarrollo hormonal pensada con anterioridad a causa de su falta de vello; aparecieron dos bultos en él, simulado pechos femeninos.

Parecía un ser distinto al ser humano, casi alienígena. Al menos eso pensaban sus padres.

¿Cirugía?

Sí, parecía la mejor opción. Cuando ves algo anormal es mejor quitarlo. Sin embargo, los médicos pensaban lo contrario.

Propusieron consultas psiquiátricas.

Sus padres rechazaron todo.

Así pues, tratando de ocultar su cuerpo con distintos trucos, decidieron darle una vida normal (la gente podría hablar si no era así). Ese pequeño pasó esa etapa de su vida entre burlas y rechazos. Él se aislaba del mundo, como es natural, y rara vez hablaba con alguien o con algo. Su presencia era casi fantasmal, aunque su torpeza siempre lo hacía visible entre la oscuridad.

A su edad, los jóvenes pensaban en sexo.

Sexo con hombres.

Sexo con mujeres.

Sexo con ambos.

Él no pensaba en sexo. Ni con hombres, ni con mujeres, ni con nadie. Tenía eyaculaciones como muchos a su edad, pero éstas carecían de esperma.

Eran eyaculaciones vacías.

Muchos pensarán que tal vez tenía alguna clase de parafilia.

Sexo con muertos.

Sexo con animales.

Sexo con objetos.

No. Él no quería sexo. O tal vez lo quería, llegó a pensar en ello, pero no lo entendía. No lo sentía.

O al menos hasta ese pequeño incidente...

...

P L A C E R .

Una palabra tan sencilla como esa cambió todo. Seis letras, dos sílabas. El problema es que él no lograba sentirlo. O si lo hacía, era poco. Quería sentirlo porque todo mundo hablaba de ello, porque todo mundo se burlaba de él y lo incitaba a hacer cosas que él no quería. Su silencio impedía que alguien se diera cuenta de lo mucho que esto le afectaba. Quería que sus compañeros de preparatoria dejasen de molestarlo, quería que vieran que valía la pena. En su sencilla mente sólo había una idea: HAZLO.

Un día, varios de sus compañeros lo encerraron en un salón de clases vacío y poco usado. Él intentó salir, y tras movimientos torpes y manotazos acompañados de gritos y palabras incomprensibles se dio cuenta de que no podría hacerlo.

Se aterró, como un animal enjaulado.

Para ellos no era nada más que un perro indefenso o una simple rata. Era una diversión del momento, como cuando le lanzas piedras a una paloma o aplastas la cola de un gato con el pie hasta oírlo chillar de dolor. Era un deleite sumamente placentero que hace que tu sangre hierva y quiera torturar aún más a la pestilencia indefensa. Es embriagante. El poder SIEMPRE lo es.

¿Y qué hay cuando añaden algo... sexual?

Oh, los adolescentes lo adoran. Dibujan penes en todos lados como si no conocieran el suyo, hablan de la experiencia maravillosa de las relaciones sexuales aunque sean vírgenes, hacen bromas y transforman todo lo que ven a algo relacionado con el sexo. Caen en una estupidez hormonal impresionante.

Todas las perras quieren ser dominantes.

Todos los machos quieren dominar.

Así que, aquella vez, el líder de ese grupo se bajó los pantalones y le ordenó a nuestro frágil individuo que "se lo mamara". Golpeaban su nuca mientras lo obligaban a ponerse de rodillas, y tuvo que agacharse más de lo normal a causa de sus extremidades mientras cerraba los ojos con fuerza al sentir a aquel miembro por toda su cara. Finalmente, hizo lo que su sencilla mente le dijo que hiciera: HACERLO.

Metió ese pene en su cálida boca. Aquel joven sonrió con superioridad, riéndose de su mediocridad. Estuvo a punto de tomar su cabeza para controlar sus asquerosos movimientos cuando algo curioso pasó: aquel ser que parecía inútil comenzó a actuar por si solo. Y algo más curioso aún: comenzó a causarle un infinito placer.

Ese detestable y deforme ser estaba causándole PLACER.

Sí, aquella simple palabra; dos sílabas, seis letras. Esa palabra había adquirido un poco de significado. Le daba el CONTROL.

Lo más idiota que todos ellos hicieron fue pensar que este inusual individuo no tenía mente. Era torpe, no tenía un sexo definido, pero no era tonto ni mucho menos un monstruo. El ser humano SIEMPRE cae en ese absurdo error, SIEMPRE discriminando y sintiendo una falsa superioridad.

Nuestro personaje, entonces, comenzó a hacer uso de su boca. Fue algo inseguro al principio, pero parecía estar funcionando. La agresión de su compañero se convirtió en un inmenso estremecimiento. El cuerpo de aquel joven simplemente se arqueó hacia atrás con dicha, con sus ojos perdidos en el techo blanco de aquella habitación y su boca abierta en una "o". Todos los demás observaron asustados, sin poder reaccionar ante tal suceso. Les daba asco.

Así, él comenzó a explorar aquel pene dentro de su boca. Lo hacía con curiosidad; exprimiéndolo, palpándolo, presionándolo contra su paladar y moviéndolo con su suave lengua a través de ella. Después, llegó a sentir como su suave consistencia poco a poco se endurecía, y llegó a probar su semen; algo salado y ligeramente amargo en este caso. Se alimentó de él como un cachorrillo bebiendo el calostro de su madre.

En ese momento varias cosas pasaron por su mente. No sabía lo que estaba haciendo, pero disfrutaba el sabor en su boca, disfrutaba experimentar con aquello que era nuevo para él. Quería entenderlo, quería saber por qué él actuaba de esa manera cuando él le hacía esto. Él nunca había sentido nada intenso cuando intentó tocarse por primera vez, ni había salido tanto jugo como con este. Le parecía inusual y curioso. Se podría decir que, incluso, lo estaba disfrutando de otro modo muy distinto. Él sentía que por fin estaba encajando y que, tal vez, así funcionaban las cosas. Lo único que tenía que hacer era seguir descubriendo qué era todo aquello.

Ansioso por probar más, quiso recorrer con su boca ese cuerpo. Era cálido y agradable al tacto, aunque algo peludo. Eso le desagradó. No le gustó tener que lidiar con los cabellos en su boca, pero el calor de la piel era algo bastante agradable. Aquel individuo que planeaba molestarlo, entonces, lo apartó de su cuerpo y se alejó aterrado.

Le gritaron "maricón".

Él no sabía qué era eso. En cambio, se puso a pensar a qué sabrían las mujeres. No tenían un pene, ¿era posible que no supieran a nada? Tenía ganas de intentarlo.

Finalmente, algo alterados, los alumnos lo dejaron en aquel salón vacío. Era lógico; sentir placer de ese modo causó temor en ese joven de volverse, tontamente como él pensaba, en un homosexual. Sin embargo, la curiosidad de nuestro personaje solamente hizo que se defendiera con el placer.

Placer que entendía poco.

Placer que causaba.


viernes, 26 de agosto de 2011

Soñadora


Waves by ~NeoPiter


"Mis ideas son como olas que colapsan contra las arenas de mi mente...
y mis pensamientos están por siempre atrapados en la espuma del mar".


martes, 16 de agosto de 2011

Gine


Pintura por Erick Cuevas.
"El desierto en tu piel" 2010.
Acrílico sobre papel.



Aquí; en mis entrañas.
Como un beso en flor que susurra el nombre de la tierra en vida, luz y carne.
Es la luna que concede y las llena de frutos; que canta e inunda de gritos y alaridos,
suaves como palomas,
ásperos como corteza.


Aquí; en mi sexo.
Sobre él, bajo él, dentro de él.
Calor que alberga, que abastece.
Cántaro eterno de fuego en la piel sensible.
Cálido hogar de los más necesitados, de los pasionales, y de los instintivos. Nada queda más que resguardarse en él y sentirse pleno.
"Me he encontrado a mi mismo, ¿lo habré visto?"


Aquí; en mi lengua y en mi garganta.
¿Veneno? ¿Sabiduría?
Ya sea como hálito de razón empapada de sentimiento, de instinto, y de templanza,
o como el gorgoteo ardiente de espejos sin retorno,
siempre vive y mata,
crea y destruye.
Mera ignorancia, tal vez. El tiempo nos dio esa ilusión.


Aquí; en mis pechos.
Tu insomnio; tu refugio.
Es el sentir y su sentimiento; es la cuna y su lecho.
Es donde palpita el corazón latente y muere el suspiro en vapor inminente.
Me sientes...


Aquí; en mi mente.
Como una enredadera que nunca termina.
Sonidos no bastan.
Colores no bastan.
Palabras, sobran.

Muchos callan... pocos escuchan.
Muchos definen...
No es necesario.


Y aquí; en mi ser...
... respírame...
... siénteme...
Ya que cuando el mundo calle y el sol haya caído sobre mi para alumbrar mi espíritu, entonces...
seré.


domingo, 14 de agosto de 2011

Conversaciones II




-Soy un ser con mucho diálogo y poca vida...-





‎-¿Eres hombre o mujer?

-Soy mujer. Aunque viva dentro de un hombre.

-¿Entonces... eres un hombre?

-No, soy mujer.

-¿Y... "ella" es hombre o mujer?

-Depende de la perspectiva. A veces es tan frágil como una flor. A veces es tan vulgar como un hombre...-



domingo, 7 de agosto de 2011

Pensamientos de media noche



Respiro vida porque es diversa.
Respiro vida porque me mata.
Y así estoy en el paraíso ♥


sábado, 23 de julio de 2011

Sartencompolta Más (I)




PENSAMIENTOS QUE SURGEN AL ANOCHECER SOBRE HISTORIAS QUE CONOZCO PERO NUNCA HE CONOCIDO.


NO ESTOY LOCA.
SÓLO ESTOY EN ESTADO DE COMA.
ESTOY MUERTA, PUES LAS PASIONES NO ME HAN TOCADO POR COMPLETO.
ESCRIBO Y LAS SIENTO; ESO DEMUESTRA PEQUEÑOS SIGNOS DE VIDA.

~~~~~~~~~~

La vida recae en el sufrimiento. Sin este, la vida no es vida.


Si nunca has sufrido, no has vivido.

Es imposible nunca sufrir.

Por eso sabes que estás vivo.


La sangre es vida; tu corazón late, tu sangre fluye a través de tu cuerpo dependiendo de cómo te sientas en ese momento.

Mi mano sangra y me doy cuenta de la enorme cantidad de sangre que tengo dentro.

Me siento muy llena de vida.

La corto para que salga; así la vida no me ahoga desde adentro.


~~~~~~~~~~

RECREO REALIDADES; ASÍ ENTIENDO.