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domingo, 11 de marzo de 2012

Defender la esperanza





Es mejor soñar y soñar porque vale la pena, aunque en este mundo muchos deseen hacerlo como si escribieran el final de su historia y no como si la vivieran.

No es malo soñar, incluso si la decepción aguarda. Sé un velero que se lanza contra el mar con velas aguardando el viento. Si regresas destrozado crea un faro con la madera; si la tormenta te destroza crea un muelle; si los años te rompen, se la silla solitaria hasta que venga la muerte... pero jamás olvides cada cosa que fuiste. No niegues tus ilusiones pasadas, no niegues tu felicidad acabada. Agradece la fortuna de sentir que la vida pasa.

Y si tus sueños se cumplen, si la vida es grata, amarás haber soñado en vez de haberlo negado. Es de corazón valiente quien cree en una ilusión que puede acabarse, que quien la niega. Sólo debemos aprender a hacerlo a la par de nuestros propios pasos.


viernes, 9 de julio de 2010

~ El Violín ~



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Aquel lugar causaba en mi una sensación de vacío, como si las paredes húmedas y el piso hecho de madera vieja reflejaran el sentimiento de soledad que abundaba en mi corazón. Rayos tenues provenían de una abertura en el techo y apenas lograban dibujar en mi alma un hilo fino de esperanza, él único sentimiento que hacía que me mantuviera con vida.

El viento parecía susurrar mi nombre...

Mi mirada se mantenía en aquella luz, como si temiera que me abandonara.

Y entonces la noche más fría comenzó a apoderarse de mi alma lentamente, alejando mis sueños, apagando la luz de esperanza.

Estaba sola, no podía hacer nada al respecto. Mi vida era un mar de confusión que me abatía como la más violenta marea, dejándome al final en una isla desierta y sumergiéndome en la más amarga tristeza. Recuerdos de mi infancia llegaban a mi, al verme separada de mis padres por la reciente guerra y siendo nómada desde entonces; sin hogar, sin esperanza...

Y entonces...

... lo escuché.

Un violín melancólico se elevó entre el rotundo silencio, arrancando mi alma de su pesar. Era un sonido apasionado, profundo y suave; como el sonido de mil almas elevándose hasta el cielo. Me levanté instantáneamente de mi lecho, y mis ojos se asomaron por la oxidada cerradura de la vieja puerta.

Un hombre estaba al final del pasillo fuera de mi habitación. La luz de la luna lo iluminaba, mientras él tocaba la sublime melodía. Sus ojos permanecían cerrados, elevando el sonido bajo y grave de su instrumento hacia un sonido más fuerte y agudo, dejando al desnudo su alma apasionada.

El sonido consumía mi alma, cada nota extraía de mi ser el más hermoso sentimiento.

Mi alma inestable se maravillaba con el más mínimo movimiento.

Lágrimas inundaron mis ojos soñadores, como si esa música fuera la solución a todas mis penas. Era como la mano cariñosa de una madre que me mecía en mi cuna.

"Descansa, sueña ya, que mucho has vivido en esta vida".

Parecía decir.

Y fue como poco a poco cerré mis ojos...

"No temas más, que la recompensa a tu sufrimiento llegará".

Y una luz más intensa aún pareció brillar en lo más profundo de mi alma...