NOTA:

NOTA: Las imágenes usadas no son de mi propiedad. Provienen de www.deviantart.com o de artistas externos.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Prométeme que vivirás
(trabajo final de un curso en línea)


The Tree of Books by ~vladstudio


Aún recuerdo aquel otoño en el que, atraído por el aroma a pino, caminé sin pensarlo dos veces por el bosque que estaba atrás de la iglesia olvidada. Lo sé, tal vez fue lo más tonto que he hecho; pero no me arrepiento. Arrepentirse de la vida siempre me ha parecido algo absurdo. Es como borrar el camino ya andado para luego darse cuenta horrorizado de que has borrado toda tu existencia y de que ahora careces de identidad. Así de sencillo.

Ese día caminé sin que me importara lo que dejaba atrás. Una luz tenue hacía brillar mi cabello salpicándolo de luz de vez en cuando, jugando con las sombras y alterando mi imagen. Se oía el claro chocar del agua contra alguna roca lejana mezclado con el cantar de algún ruiseñor en plena mañana; a parte de eso, todo estaba en silencio. Yo estaba perdido en mis pensamientos, captando todo eso con el subconsciente pero sin prestar atención realmente. Algo me alteraba y me atraía como un imán a no se dónde. No necesitaba saberlo. No quería saberlo. Mi mente obedecía automáticamente como siguiendo el viento.

¿Alguna vez han seguido sus instintos sin usar su mente siquiera? Cosa difícil, pero a veces posible; en especial si todo de pronto deja de tener sentido. Una fuerza me arrastraba lejos de casa y lejos de mis problemas. Mi hermana seguía amargándome la existencia con sus líos de adolescente fugaz y yo estaba cansado de ayudarla. Aún no comprendo por qué seguía haciéndolo, ella sola se dirige a los hombres mayores y los engatusa para luego joderlos (disculpen la palabra). Yo sólo era parte del escenario. Estaba cansado de eso.

Caminé sin rumbo y sin darme cuenta del paso del tiempo. De pronto, algo me hizo despertar de este extraño trance y mirar a mi alrededor. Algo había cambiado, pues el ambiente no era el mismo que cuando empecé a caminar. Me encontraba en un valle de sombras; la luz apenas entraba entre el follaje, la vegetación bajo mis pies era escaza y los sonidos se habían esfumado casi por completo. Un temor repentino comenzó a apoderarse de mi al no saber dónde me encontraba ni cómo regresar.

Lo peor fue que me di cuenta de que no estaba solo.

-Kael…- susurró una voz a un lado mío. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Miré de soslayo hacia el lugar donde se escuchaba la voz. Me impactó mucho lo que vi.

Un pequeño hombrecito de no más de un metro de alto me observaba desde las sombras. Una capucha color avellana cubría su rostro, aunque podía ver claramente una nariz aguileña asomándose de ésta. Se la quitó con sumo cuidado con sus dos manos, las cuáles parecían de paja. Noté con horror que no tenía ojos.

-… ¿qué eres?- pregunté asustado. Comencé a pensar que todo esto era otro sueño absurdo.

El hombrecito no dijo nada, sólo apuntó hacia un punto en específico con su extraña mano. La seguí con la mirada y me topé con un enorme árbol hecho de libros.

-Prométeme que vivirás…- susurró con una voz ronca.

Y entonces, desperté.

Sí, todo fue un sueño. Podía escuchar a mi hermana del otro lado de la casa hablando con otro hombre. Me paralicé, sin entender por completo que había pasado. Miré el cuchillo que había dejado antes de acostarme, como un pequeño plan, sobre mi cama. Luego vi un libro que había sacado hace poco de la biblioteca sobre mi buró.

Todo era tan extraño…

El cuchillo de pronto dejó de ser parte de algún plan. Tomé el libro lentamente y miré su portada con cariño, como cuando te encuentras a un amigo perdido.

El mundo vive, se llamaba. Su portada era de un árbol hecho de libros.

Y entonces, volvió a tener sentido.


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