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sábado, 22 de octubre de 2011

Armando



Hands_by_hermeline


La luz en su mirada se volvía ocaso ante la mía.
Su cuerpo yacía en la estéril cama; marchito, frágil, y en perpetua calma.
El calor de mi mano se escapaba en la suya, ya helada.
Y mi congelado hálito caía al suelo, fragmentando mi alma.

Había noches en las que, ya de madrugada,
podía dormir de nuevo con su respiración bajo mi almohada.
Sólo me despertaba de golpe al perder su vida en el silencio,
dándome cuenta después de que era un sueño, y sólo eso.

Sus pálidos labios apenas susurraban mi nombre.
Su reseca piel había perdido el tacto casi por completo.
Yo ya no sabía si rendirme o seguir viviendo,
si todo lo que alguna vez quise fueron sus besos.

Y yo moría, ¡moría por dentro!
Cuando sabía que él aún brillaba,
brillaba tan adentro.

Su voz, en esa terrible oscuridad, a veces me quitaba el aliento.
Tan súbita, tan engañosa, dando esperanzas y mintiendo.
Su cuerpo dejaría de moverse. Yo lo sabía.
Pronto estaría solo, sin más sonrisas.

Hubo una noche en la que, mientras yo sentenciaba mis días en esa silla junto a su cama,
escuché un suspiro temeroso perturbando la constante calma.
Y un grito sordo aumentó mi ya grande angustia, desgarrando mi alma.

-Robbie, ¡Oh, Robbie mío! ¡Me están llamando marica de nuevo!

Yo lo miré, sorprendido, pensando que la dama blanca por fin lo estaba sentenciando. Recordé aquellos tiempo en los que, al caminar por las calles, tuve que defendernos de burlas y miedos.

-¿Quién? ¿Quién osa llamarte de ese modo, querido Armando?- susurré suavemente.
Trataba de conservar la calma y alivianar su espíritu antes de la irremediable muerte.

-Dios, ¡es Dios! ¡Oh, Robbie, puedo verlo! ¡Su mirada me quema! ¡Toda su esencia me condena!

Me quedé sin aliento. ¿Por qué seguía torturándolo ese nombre que le habían dado? Amadeo… ¡Amadeo! ¡”Amor a Dios” era su significado!
Eso lo sofocaba. Por eso prefería el nombre de Armando.

El sudor ya perlaba su frente; tuve que secarlo con un viejo paño,
todo mientras tomaba su rostro con una mano.
Sus ojos, desorbitados, miraban el pálido techo,
y un estremecimiento recorría su casi deshecho cuerpo.

-Robbie… ¡mi Robbie! ¡Siempre he sido un estorbo! No me dejes… por favor, no me dejes solo.

Las lágrimas ya eran compartidas por nosotros. Tomé su mano y la puse sobre mi pecho.

-Aquí estoy. Jamás me he ido. Jamás me iré.

Sus susurros se apagaban. Su angustia se iba.
Me alivió ver su respiración ya tranquila.
Besé su mano con ternura y lo miré un largo rato en silencio.
Él parecía volver a caer en los brazos de Morfeo.

Cuando pensé que la angustia se había ido, vi sus labios formar una leve sonrisa.

-Robbie… mi Robbie… Dios, es Dios… es…

-Descansa. No pienses en…

-No, no, Robbie mío, no. Nos han mentido… ellos nos han mentido.

Cerró sus labios. El resplandor en su rostro me hizo pensar por un momento que volvería a tenerlo entre mis brazos como en aquellos tiempos olvidados.
Sin embargo, lo vi volverse una estatua tan fugaz como el viento.
Se marchitó junto a los claveles rojos que rodeaban su dulce y penoso lecho.

Él se dejaba consumir en las aguas del mar negro, y yo, como un faro, trataba de guiarlo.
Mi luz por fin se apagaba, sin éxito.

En esa oscura habitación, con una leve y fúnebre luz asomándose entre las cortinas,
por fin dejé que las paredes colapsasen sobre mi traslúcida figura.

Él apenas nacía…
Y yo, ¡yo por fin moría!

sábado, 16 de abril de 2011

Somos Sombras en una Puesta en Escena...


The show MUST go on by ~PeligroInevitable



¿Te he dicho lo dramática que mi vida puede ser?

Todo parece un sueño... quisiera despertar y no puedo. Vivo en un constante acto, soy una sombra, y la vida es la puesta en escena que me sumerge en un constante drama...
Quisiera que me miraras a los ojos una vez más y me contaras tu historia, pero ahora has muerto en ella.

¡Por dios! ¡Has muerto! ¡HAS MUERTO! ¡CIELO SANTO, HAS MUERTO!

No puedo contener el llanto... no me importa el mundo, no me importa nada. Lloro como si me hubieran arrancado parte de mi alma de una manera tan salvaje que sangro, sangro mucho...
¿Por qué me arrebatas el aliento?

Quédatelo, amor mío... es tuyo...

Llévatelo donde sea que vayas, y deja que sea tu abrigo y sustento.


No siento tu calor... tu aroma se desvanece...

Quisiera atraparlo, quisiera mantenerlo inmóvil en el tiempo, quisiera... sumergirme en él...

¿Qué pasa con tus labios? Pierden su color...

Puedo besarlos, pero beso rocas frías y duras.



Tiemblo, tiemblo mucho...



"¿Por qué?" mi mente dice "¿POR QUÉ?"

Pero yo sé que es cierto... es cierto.. es cierto...

¡Quisiera arrancar tu cara y hacer que me muestres tu verdadero rostro! ¿POR QUÉ MUERES CON TU MÁSCARA?

Si lo hago vería tus demonios... algunos los probé...
Otros los maté.

Mi maquillaje se corre, la cortina se abre.

Me ven ahí contigo, siento las luces sobre mi rostro.

El show debe continuar...
... pero yo ya dejé de volar.


miércoles, 5 de agosto de 2009

El Sueño Final (Realidad Perdida)


Soñé con el mar cierta noche de octubre, imaginando su aroma a sal y el sonido de las gaviotas rodeando la plácida costa. Me vi a mí misma caminando a la orilla del agua, formando pequeñas olas que dejaban un rastro de espuma sobre la arena. No lo niego, es lo más tranquilo que alguna vez soñé.

Mi piel se impregnaba con la humedad del ambiente, la dulce brisa marina acariciaba mi piel y movía mi cabello ligeramente. Mis pensamientos vagaban junto a esa brisa, junto a esas olas, que sonaban al impactarse contra la arena y el sonido que producían las gaviotas. Todo eso sonaba constantemente en mi cabeza mientras dormía.

Me sentí tranquila y a salvo, completamente dentro de mi, como una luz que se apoderaba constantemente de mi y llenaba el alma. Tranquilidad pura.

Mis pies tocaban el agua fría del mar, me vi cerrando los ojos (aunque seguía viendo lo que pasaba en mi sueño) y poco a poco fui consumida por la inmensidad del mar, sin ninguna razón, sin estar nadando en él. Las pacíficas aguas azules se apoderaron de mi cuerpo.

Pronto fui una con el mar, una con la arena, una con la brisa... Nada importaba ya, todo era una paz de la más divina.

Nunca mas volví a despertar...