NOTA:

NOTA: Las imágenes usadas no son de mi propiedad. Provienen de www.deviantart.com o de artistas externos.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Pensamientos de Deborah II


Dicen que tu cuerpo es el mapa de tu vida.

En él ves el paso del tiempo,
las condiciones que de vida que tienes,
tus gustos en forma de adornos,
tu autoestima en tu postura,
tu humor en tus gestos,
tus sentimientos en tus manifestaciones como risa o llanto,
tu carácter en tu mirada,
tu limpieza en tu presentación,
tu salud en tu belleza,
a veces, una máscara que no concuerda...

Recuerdo que aquella vez descubrí algo más en aquel cuerpo: un mapa de sufrimiento.
Recorría las cicatrices en su pecho suavemente con un dedo.

Las cicatrices marcaban mil momentos de tortura, violación, terror y abatimiento.
Cada una de esas cosas fueron su tormento; formaron su carácter, le hicieron caer en el abismo...

Y ahora sé que ese mapa no es distinto;
El mapa de sufrimiento es su mapa de vida.
El nombre es lo que cambia.
Sólo es un capítulo más de la misma historia.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Comtesse: experimentando con el personaje


HISTORIA E IMAGEN DE MI CUENTA EN ROLEPLAYER.ME


El aburrimiento me ganó. Avancé hacia ella y la miré fijamente, sin hablar. Era extraño que hoy yo estuviese vestido vilmente como hombre, pero daba igual. Ella sabía cómo era y odiaba que intentara ignorarme. Me sentía frío y seco, sin ganas de nada en esta puta vida de mierda.

Esa perra... es una estúpida que no escapa de mi asquerosa existencia.

Miré con recelo sus grandes pechos y bufé. Asquerosas putas; todas. Tomé su bolsa y saqué sus corrientes cigarros, con ganas de fumar lo que fuera. Luego la tiré a un lado y me largué.

La lluvia acababa de parar. Caminé entre los charcos con su caja de cigarros y mi encendedor. Iría a un club o a perderme a algún lado, conseguiría un marica caliente y estúpido mucho más joven que yo y lo cogería hasta que se me quitaran las ganas de penetrarlo.

"Penetrarlo"... Carajo.

Caminé varias cuadras hasta llegar al club que conocía. Olía asquerosamente mal; era una mezcla de sudor, toxinas, vagina y semen. Me recordó al olor de una repugnante pescadería en un barrio podrido en la miseria. ¡Qué tontería!

Fue muy fácil conseguir a un estúpido ebrio y era raro que yo no lo estuviera. Terminamos haciéndolo en el baño. Nunca lo había disfrutado tan poco antes.

Lo más asqueroso es que me salí de control.

Él perdió el conocimiento; yo azotaba su cuerpo con lo que fuera, mordía la piel de su espalda y dejaba marcas con mis largas uñas. Él era una putilla sin voluntad propia. Yo era un asqueroso Dios. SU asqueroso Dios. Su ano sangró tanto que él se quedó sin color. Perdió todo su aliento y por fin dejó de gemir como un puerco en el matadero.

Era virgen. Claro, hasta ese instante.

Salí del baño después de un leve orgasmo. No me sentí satisfecho a pesar de su estrecho culo. Me miré al espejo y me odié.

Yo era la viva imagen del bastardo, mi padre.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Prométeme que vivirás
(trabajo final de un curso en línea)


The Tree of Books by ~vladstudio


Aún recuerdo aquel otoño en el que, atraído por el aroma a pino, caminé sin pensarlo dos veces por el bosque que estaba atrás de la iglesia olvidada. Lo sé, tal vez fue lo más tonto que he hecho; pero no me arrepiento. Arrepentirse de la vida siempre me ha parecido algo absurdo. Es como borrar el camino ya andado para luego darse cuenta horrorizado de que has borrado toda tu existencia y de que ahora careces de identidad. Así de sencillo.

Ese día caminé sin que me importara lo que dejaba atrás. Una luz tenue hacía brillar mi cabello salpicándolo de luz de vez en cuando, jugando con las sombras y alterando mi imagen. Se oía el claro chocar del agua contra alguna roca lejana mezclado con el cantar de algún ruiseñor en plena mañana; a parte de eso, todo estaba en silencio. Yo estaba perdido en mis pensamientos, captando todo eso con el subconsciente pero sin prestar atención realmente. Algo me alteraba y me atraía como un imán a no se dónde. No necesitaba saberlo. No quería saberlo. Mi mente obedecía automáticamente como siguiendo el viento.

¿Alguna vez han seguido sus instintos sin usar su mente siquiera? Cosa difícil, pero a veces posible; en especial si todo de pronto deja de tener sentido. Una fuerza me arrastraba lejos de casa y lejos de mis problemas. Mi hermana seguía amargándome la existencia con sus líos de adolescente fugaz y yo estaba cansado de ayudarla. Aún no comprendo por qué seguía haciéndolo, ella sola se dirige a los hombres mayores y los engatusa para luego joderlos (disculpen la palabra). Yo sólo era parte del escenario. Estaba cansado de eso.

Caminé sin rumbo y sin darme cuenta del paso del tiempo. De pronto, algo me hizo despertar de este extraño trance y mirar a mi alrededor. Algo había cambiado, pues el ambiente no era el mismo que cuando empecé a caminar. Me encontraba en un valle de sombras; la luz apenas entraba entre el follaje, la vegetación bajo mis pies era escaza y los sonidos se habían esfumado casi por completo. Un temor repentino comenzó a apoderarse de mi al no saber dónde me encontraba ni cómo regresar.

Lo peor fue que me di cuenta de que no estaba solo.

-Kael…- susurró una voz a un lado mío. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Miré de soslayo hacia el lugar donde se escuchaba la voz. Me impactó mucho lo que vi.

Un pequeño hombrecito de no más de un metro de alto me observaba desde las sombras. Una capucha color avellana cubría su rostro, aunque podía ver claramente una nariz aguileña asomándose de ésta. Se la quitó con sumo cuidado con sus dos manos, las cuáles parecían de paja. Noté con horror que no tenía ojos.

-… ¿qué eres?- pregunté asustado. Comencé a pensar que todo esto era otro sueño absurdo.

El hombrecito no dijo nada, sólo apuntó hacia un punto en específico con su extraña mano. La seguí con la mirada y me topé con un enorme árbol hecho de libros.

-Prométeme que vivirás…- susurró con una voz ronca.

Y entonces, desperté.

Sí, todo fue un sueño. Podía escuchar a mi hermana del otro lado de la casa hablando con otro hombre. Me paralicé, sin entender por completo que había pasado. Miré el cuchillo que había dejado antes de acostarme, como un pequeño plan, sobre mi cama. Luego vi un libro que había sacado hace poco de la biblioteca sobre mi buró.

Todo era tan extraño…

El cuchillo de pronto dejó de ser parte de algún plan. Tomé el libro lentamente y miré su portada con cariño, como cuando te encuentras a un amigo perdido.

El mundo vive, se llamaba. Su portada era de un árbol hecho de libros.

Y entonces, volvió a tener sentido.


viernes, 16 de septiembre de 2011

Aurora y su muerte (primera parte)


Love And Death by ~timeo



¿Por qué esta noche no es como las demás?

1.- Es terrible; sigo despierta.

Las horas siguen pasando y yo sigo despierta. Pero no pasan rápido, sino todo lo contrario; es inevitable sentir el peso de los minutos sobre mi cabeza, llenándola con aire. Estoy muy cansada, pero no puedo dormir. Simplemente no puedo.

2.- La habitación es demasiado oscura.

No entiendo cómo es que sigo viendo. Hace mucho que se escondió el sol y hace meses que no pago la luz. Usaba una vela, pero ésta ya se consumió. No sé si es el hecho de que me esté acostumbrando a la oscuridad, pero aún puedo ver... y ya es tarde. Es muy tarde.

3.- La tinta de mi pluma aún no se acaba.

He aquí otra cosa que no entiendo: no he parado de escribir desde las tres y aún hay tinta (y eso que ya estaba por acabarse). Tal vez son alucinaciones mías a estas horas de la noche, pero me parece sumamente extraño que la pluma siga funcionando. La ideas siguen fluyendo junto a mi propio hálito, el cuál se enreda poco a poco en mi cuello haciendo que mi conciencia siga con vida. Mi creatividad se desborda como un río que el papel no alcanza a mantener. No lo sé, estoy empezando a divagar...

4.- De pronto siento que no estoy sola.

SIEMPRE me siento sola, incluso cuando el gato está durmiendo sobre mis pies. Esta vez es todo lo contrario; me siento observada. Puede que eso le pase a muchos escritores cuando, mientras escriben a altas horas de la noche, se sienten consumidos por su propia fantasía y sienten a sus propios delirios en torno suyo. A mi nunca me pasa. Esta vez me está pasando y comienzo a sentir un temor irracional.

5.- Me doy cuenta de que, efectivamente, NO ESTOY SOLA.

Huele a jazmín, puedo jurarlo, aunque no sé de dónde venga ese cálido aroma. Una presencia parece cargarlo consigo. Despego mi vista del papel y veo una sombra parada junto a mi, observándome con atención. Tardo un poco en distinguir que eso que veía sobre ésta no es el reflejo de la poca luz que entraba por mi ventana, sino su pálido rostro. Alcanzo a ver humo escapando por su extraña boca y así me doy cuenta del cigarro que sostiene en una de sus largas manos. La otra la tiene escondida en el bolsillo de su gabardina negra, la cuál se disfraza entre las sombras. No sé quién sea, pero por alguna extraña razón no me altera su presencia.

6.- La figura me habla. Paro de escribir esta lista y decido responder.

CREO QUE EL CAFÉ AFECTÓ MI CEREBRO DESPUÉS DE TANTO CONSUMO...



-Aurora, deja de escribir.

-Ya lo hice, ¿qué quieres?

-No pareces sorprenderte al verme...

-No. Esta noche es distinta, es extraña... creo que estoy soñando.

-No lo estás. Ven, te daré abrigo, esta gabardina es lo suficientemente grande para ambos.

-No tengo frío, gracias.

-¿No...? Eso es extraño, todos tienen frío.

-Yo no lo tengo. Además, siempre disfruto el gélido ambiente cuando es invierno. Por eso me enfermo tan seguido.

-Ya veo. Eres alguien peculiar, sin duda alguna. Eso explica por qué me veo así... en fin, ni hablar. Tenemos que irnos... y pronto. No puedes permanecer mucho tiempo en esta habitación o te harás parte de ella. Corre, larguémonos de aquí.

-¿A dónde? ¿quién eres?

Lo escuché reír a carcajadas. Su risa resonó en mi cabeza como el ensordecedor repicar de mil campanas. La seriedad abandonó su cuerpo de inmediato junto al humo de cigarro que fue expulsado de golpe en ese instante.

-Yo, Aurora, soy tú muerte. No soy "la muerte"; soy tuya y de nadie más...

miércoles, 31 de agosto de 2011

Hagamos un pacto de vida.


attak by ~durcka


PARA MIS COMPAÑEROS LETREROS QUE APENAS CONOZCO:


Hagamos un pacto de vida mientras sangramos tinta. Prometamos que, cuando el crepúsculo se apodere del cielo a pinceladas, seguiremos de pie tratando de borrarlo con luz atrapada en esferas de colores.

Será difícil respirar; pero no necesitamos aire.

Promételo.
Hagamos el pacto bajo la lluvia sensual de las pasiones. Jurémoslo con nuestro aliento caliente sabor cacao.

Júralo.
Pintemos con nuestra piel los árboles y sumerjámonos en el pasto suave del círculo de hadas flotantes. Saboreemos las esporas y traguémonoslas con deleite. Son como ideas; flotan y llegan a nuestras mentes de marfil, volviéndonos carne.

Ámalo.
Ama porque sí. Ama porque amar da sonrisas. Sólo amemos hacer lo que hacemos, amemos estar parados sobre tierra y dejemos que el viento arrastre nuestros cabellos como el mar arrastra a la arena.

Sí; eso es todo lo que quiero. Quiero que cantemos dentro de nuestros cuerpos. Sé que no somos uno aunque a la vez lo somos; pero quiero que hagamos un juramento. Sólo porque nos conocimos, sólo porque nos topamos. Quiero que sintamos y respiremos porque somos lo que somos.

Vamos, prometámoslo. Es como si te lo estuvieras diciendo a ti mismo. Esto es por ti; y lo digo en conjunto porque sé quiénes somos. Estamos totalmente solos, pero de vez en cuando nos fusionamos entre soledades que se vuelven fundamento.

Hagamos un pacto de vida: VIVIR.

martes, 30 de agosto de 2011

Un placer Intersexual
(TEXTO EN CONSTRUCCIÓN)


X X + Y = XXY
"Hermafrodito". Museo de Louvre.



Torpe.

Ausente.

Nadie sabía lo que pasaba por su mente.

Al nacer parecía un niño común; pero cuando empezó a crecer se pudieron notar algunas alteraciones en su fisionomía. Tenía brazos y piernas ligeramente más largos, nada grave.

Luego, se dieron cuenta de sus problemas para comunicarse y de su constante ausencia. No podía ponerle atención a algo por demasiado tiempo. Pensaron en un retraso mental, como es lógico, así que lo metieron a una escuela especial de aprendizaje.

Su mundo eran cubos de colores, repeticiones constantes, y buenos tratos que llegaban a lo sobreprotector. Funcionaron un poco, pero no demasiado. Él entendía el mundo de una manera diferente, pero siempre guardaba cada pensamiento para él mismo. Toda la existencia le parecía complicada, y a veces no se esforzaba por entenderla. Sólo callaba y observaba.

Así pasó el tiempo. Fue creciendo poco a poco.

Y después llegó su a d o l e s c e n c i a .

TODO cambió.

Algo extraño pasó con su cuerpo cuando ésta progresaba; sus caderas se ensancharon, sus hombros no se expandieron en lo más mínimo, y sus testículos se quedaron como dos pequeñas uvas. Además, algo extraño pasó con su pecho que hizo que se rechazara la teoría de una falta de desarrollo hormonal pensada con anterioridad a causa de su falta de vello; aparecieron dos bultos en él, simulado pechos femeninos.

Parecía un ser distinto al ser humano, casi alienígena. Al menos eso pensaban sus padres.

¿Cirugía?

Sí, parecía la mejor opción. Cuando ves algo anormal es mejor quitarlo. Sin embargo, los médicos pensaban lo contrario.

Propusieron consultas psiquiátricas.

Sus padres rechazaron todo.

Así pues, tratando de ocultar su cuerpo con distintos trucos, decidieron darle una vida normal (la gente podría hablar si no era así). Ese pequeño pasó esa etapa de su vida entre burlas y rechazos. Él se aislaba del mundo, como es natural, y rara vez hablaba con alguien o con algo. Su presencia era casi fantasmal, aunque su torpeza siempre lo hacía visible entre la oscuridad.

A su edad, los jóvenes pensaban en sexo.

Sexo con hombres.

Sexo con mujeres.

Sexo con ambos.

Él no pensaba en sexo. Ni con hombres, ni con mujeres, ni con nadie. Tenía eyaculaciones como muchos a su edad, pero éstas carecían de esperma.

Eran eyaculaciones vacías.

Muchos pensarán que tal vez tenía alguna clase de parafilia.

Sexo con muertos.

Sexo con animales.

Sexo con objetos.

No. Él no quería sexo. O tal vez lo quería, llegó a pensar en ello, pero no lo entendía. No lo sentía.

O al menos hasta ese pequeño incidente...

...

P L A C E R .

Una palabra tan sencilla como esa cambió todo. Seis letras, dos sílabas. El problema es que él no lograba sentirlo. O si lo hacía, era poco. Quería sentirlo porque todo mundo hablaba de ello, porque todo mundo se burlaba de él y lo incitaba a hacer cosas que él no quería. Su silencio impedía que alguien se diera cuenta de lo mucho que esto le afectaba. Quería que sus compañeros de preparatoria dejasen de molestarlo, quería que vieran que valía la pena. En su sencilla mente sólo había una idea: HAZLO.

Un día, varios de sus compañeros lo encerraron en un salón de clases vacío y poco usado. Él intentó salir, y tras movimientos torpes y manotazos acompañados de gritos y palabras incomprensibles se dio cuenta de que no podría hacerlo.

Se aterró, como un animal enjaulado.

Para ellos no era nada más que un perro indefenso o una simple rata. Era una diversión del momento, como cuando le lanzas piedras a una paloma o aplastas la cola de un gato con el pie hasta oírlo chillar de dolor. Era un deleite sumamente placentero que hace que tu sangre hierva y quiera torturar aún más a la pestilencia indefensa. Es embriagante. El poder SIEMPRE lo es.

¿Y qué hay cuando añaden algo... sexual?

Oh, los adolescentes lo adoran. Dibujan penes en todos lados como si no conocieran el suyo, hablan de la experiencia maravillosa de las relaciones sexuales aunque sean vírgenes, hacen bromas y transforman todo lo que ven a algo relacionado con el sexo. Caen en una estupidez hormonal impresionante.

Todas las perras quieren ser dominantes.

Todos los machos quieren dominar.

Así que, aquella vez, el líder de ese grupo se bajó los pantalones y le ordenó a nuestro frágil individuo que "se lo mamara". Golpeaban su nuca mientras lo obligaban a ponerse de rodillas, y tuvo que agacharse más de lo normal a causa de sus extremidades mientras cerraba los ojos con fuerza al sentir a aquel miembro por toda su cara. Finalmente, hizo lo que su sencilla mente le dijo que hiciera: HACERLO.

Metió ese pene en su cálida boca. Aquel joven sonrió con superioridad, riéndose de su mediocridad. Estuvo a punto de tomar su cabeza para controlar sus asquerosos movimientos cuando algo curioso pasó: aquel ser que parecía inútil comenzó a actuar por si solo. Y algo más curioso aún: comenzó a causarle un infinito placer.

Ese detestable y deforme ser estaba causándole PLACER.

Sí, aquella simple palabra; dos sílabas, seis letras. Esa palabra había adquirido un poco de significado. Le daba el CONTROL.

Lo más idiota que todos ellos hicieron fue pensar que este inusual individuo no tenía mente. Era torpe, no tenía un sexo definido, pero no era tonto ni mucho menos un monstruo. El ser humano SIEMPRE cae en ese absurdo error, SIEMPRE discriminando y sintiendo una falsa superioridad.

Nuestro personaje, entonces, comenzó a hacer uso de su boca. Fue algo inseguro al principio, pero parecía estar funcionando. La agresión de su compañero se convirtió en un inmenso estremecimiento. El cuerpo de aquel joven simplemente se arqueó hacia atrás con dicha, con sus ojos perdidos en el techo blanco de aquella habitación y su boca abierta en una "o". Todos los demás observaron asustados, sin poder reaccionar ante tal suceso. Les daba asco.

Así, él comenzó a explorar aquel pene dentro de su boca. Lo hacía con curiosidad; exprimiéndolo, palpándolo, presionándolo contra su paladar y moviéndolo con su suave lengua a través de ella. Después, llegó a sentir como su suave consistencia poco a poco se endurecía, y llegó a probar su semen; algo salado y ligeramente amargo en este caso. Se alimentó de él como un cachorrillo bebiendo el calostro de su madre.

En ese momento varias cosas pasaron por su mente. No sabía lo que estaba haciendo, pero disfrutaba el sabor en su boca, disfrutaba experimentar con aquello que era nuevo para él. Quería entenderlo, quería saber por qué él actuaba de esa manera cuando él le hacía esto. Él nunca había sentido nada intenso cuando intentó tocarse por primera vez, ni había salido tanto jugo como con este. Le parecía inusual y curioso. Se podría decir que, incluso, lo estaba disfrutando de otro modo muy distinto. Él sentía que por fin estaba encajando y que, tal vez, así funcionaban las cosas. Lo único que tenía que hacer era seguir descubriendo qué era todo aquello.

Ansioso por probar más, quiso recorrer con su boca ese cuerpo. Era cálido y agradable al tacto, aunque algo peludo. Eso le desagradó. No le gustó tener que lidiar con los cabellos en su boca, pero el calor de la piel era algo bastante agradable. Aquel individuo que planeaba molestarlo, entonces, lo apartó de su cuerpo y se alejó aterrado.

Le gritaron "maricón".

Él no sabía qué era eso. En cambio, se puso a pensar a qué sabrían las mujeres. No tenían un pene, ¿era posible que no supieran a nada? Tenía ganas de intentarlo.

Finalmente, algo alterados, los alumnos lo dejaron en aquel salón vacío. Era lógico; sentir placer de ese modo causó temor en ese joven de volverse, tontamente como él pensaba, en un homosexual. Sin embargo, la curiosidad de nuestro personaje solamente hizo que se defendiera con el placer.

Placer que entendía poco.

Placer que causaba.


viernes, 26 de agosto de 2011

Soñadora


Waves by ~NeoPiter


"Mis ideas son como olas que colapsan contra las arenas de mi mente...
y mis pensamientos están por siempre atrapados en la espuma del mar".