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viernes, 22 de julio de 2011

Muñeca de Porcelana... Porcelana Mutilada (I)

Meathhook de Hannah Fury


--No seas inútil, querida. ¡Un poco más de porte, de elegancia! ¡Tienes tanta gracia como un mandril, no sé qué haces aquí!—me dijo con frustración mi tutora, yo la miré con desprecio.

Ella era asquerosa como una vaca de todos modos, no tenía nada que decirme. La detestaba, había veces que disfrutaba imaginarla cayéndose del escenario sin poder levantarse por su grotesco y enorme cuerpo. Me reiría de ella, era inútil y repugnante, odiaba que se burlara de mi si ella era una enorme masa. Una media sonrisa se formó en mis labios mientras ella hablaba una vez más de los pasos del baile. Yo la ignoraba, de todos modos haría algo distinto a lo que me decía y arruinaría su pequeño show. Yo soy la estrella, ella es basura. Ellos vendrían a verme a mi.

Detesté el momento en el que a la mitad de la clase lo vi a él entrando a la habitación con su sucia mirada. Me inspeccionaba con sus asquerosos ojos de arriba abajo, mirando mi cuerpo mientras bailaba, excitándose cada vez más con mis movimientos. Cada vez que tocaba clase con mi tutora él se aparecía de la nada sólo para verme y masturbarse en aquel rincón oscuro de este ático, sin que ella lo viera. Yo temía el hecho de que esta noche de seguro me visitaría. Maldito bastardo

Lo miré con odio, mis piernas fallaron y no pude evitar caer al piso. Mi tutora siguió quejándose, pero yo no la escuchaba, toda mi atención estaba en su detestable sonrisa que parecía disfrutar el hecho de verme caer miestras se jalaba su masivo pene asqueroso.

Quiero matarlo…

¡Quiero que se aleje, que se largue! ¡Quiero que me deje en paz! ¡Lo odiaba, lo odiaba, LO ODIABA!

Nunca podía escapar de su asquerosa presencia, era inútil. Él siempre sabía cómo encontrarme, sólo quedaba matarlo. ¡Ja! ¡Como si fuera TAN fácil!

Me levanté lentamente del suelo apoyándome en la pared y lo miré con ira. No pude concentrarme, todo mi cuerpo temblaba con asqueroso odio. La tutora daba pequeños aplausos con sus manos de salchichón para marcar el ritmo, yo le ponía poca atención. No me importaba nada, quería largarme de aquí.

Respiré cuando la tutora dijo que era suficiente por hoy, hartándose de mi. Maldita perra, era una estúpida bulímica que fallaba en lo que hacía. Ja, yo era la que estaba harta de ella, pero me limité a sonreírle dulcemente. Al fin pude largarme a los malditos vestidores. Me quité las asquerosas zapatillas de ballet y los lancé contra la puerta.

¡Estúpido baile!

¡Maldita gorda asquerosa!

Me quité la cinta del cabello y me miré al espejo. ¡Estúpido reflejo asqueroso!

Lo golpeé con un puño detestando mi vida, haciéndolo pedazos. Dejé que la sangre corriera por mis brazos y cerré mis ojos. Se sentía bien…

Oh, se sentía TAN bien…

Abrí los ojos y miré los trozos de vidrio encajados en mis puños, tomé uno y lo encajé lentamente alrededor de todo mi brazo. Volví a cerrar mis ojos, mi labio inferior tembló con placer.

Un ruido me asustó y me despertó de mi éxtasis, solté el trozo de vidrio y éste cayó al piso haciendo un sonido de “splash” al caer, dejándose cubrir por un charco de sangre.

--¿Teddy?—preguntó una voz grave y profunda. Temblé mientras retrocedía lentamente, tratando de esconderme entre los casilleros.

--Sé que estás ahí, Teddy…--

Apreté mis ojos con fuerza respirando agitadamente mientras cubría mi boca con una mano para no hacer ruido. Estaba temblando, tenía mucho miedo, mis piernas fallaron y choqué contra los casilleros de metal haciendo mucho ruido. Escuché sus pesados pasos acercándose a mi, sollocé en silencio mientras sentía como me agarraba del cabello y me levantaba. Sentí su repugnante aliento contra mi cara. Tosí, me estaba lastimando… mucho…

--¿Qué hiciste con tus brazos, Teddy? Eres una mala chica, una muy mala chica, mereces un castigo…-- me dijo con una risa amarga.

--¡Déjame y lárgate con tus asquerosas putas!—se me ocurrió gritarle sin abrir los ojos y cerrándolos más fuerte aún. Esperé un golpe, pero sólo lo sentí acercándose aún más a mi rostro.

--Pero Teddy… tú eres mi pequeña puta—me susurró al oído. No quise mirarlo, no pude. Mantuve mis ojos cerrados mientras sentía como introducía su lengua en mi boca. Traté de quejarme, pero el me calló con un beso agresivo y salvaje.

Me apresó contra la pared y comenzó a tocarme, yo gritaba dentro de su boca. Era inútil, nadie me escuchan, nunca lo hacían. Me obligó a ponerme en mis rodillas e introdujo su pene en mi boca, jalando mi cabeza hacia tras y hacia delante hasta que llegó al éxtasis. Me estaba ahogando, pero no podía apartarlo, no podía. Pronto sentí su asqueroso semen llenando mi boca, y no pude hacer nada más que tragarlo para no ahogarme. Sentí como poco a poco perdía la fuerza, el sintió mi falta de resistencia. Me tiró al piso y me penetró, yo perdí el conocimiento.

Desperté días después en una cama, no sé en dónde…

Quiero matarlo. Maldito estúpido, ¡quiero matarlo!

Pero siempre tuve miedo. Siempre he tenido este asqueroso miedo…

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