NOTA:

NOTA: Las imágenes usadas no son de mi propiedad. Provienen de www.deviantart.com o de artistas externos.

lunes, 11 de julio de 2011

Puntos de Vista (Deborah / Comtesse)



DEBORAH:

Mi mente daba vueltas. Estaba como hipnotizada, avanzando sin siquiera mirar el suelo. Me tropecé con alguien que derramó alcohol sobre mi; me quejé enérgicamente pero fui totalmente ignorada. Traté de limpiarme con la misma blusa que había usado, pero me di cuenta de que había dejado mi maleta en la entrada. Bien, otra cosa de la cuál preocuparme, pero ya era muy tarde como para regresar.

Avancé una vez más mojada y sucia, detestando el olor desagradable que me cubría. Me recordaba a papá… eso era lo peor del asunto. La gente no me dejaba ver el escenario y mi corazón empezó a romperse. Caminé una vez más y uno de mis tacones se quedaron atorados en un hoyo en el suelo. La tristeza comenzó a sumergirme en mi pozo personal de miseria (un estado dramático de mi mente), y pensé en lo malo que fue huir de casa, en lo inútil que era, en lo que el karma me había hecho cuando…

--Dime, dulzura, ¿disfrutas el show de esta noche?—

Una voz seductora, armoniosa y profunda pareció penetrar mi mente. Empecé a temblar con nerviosismo, levantando mi mirada sólo para encontrarme con unos hermosos ojos de un brillante verde olivo inspeccionándome de arriba a bajo. Una sonrisa proveniente de unos labios color orquídea real me sonrieron pícaramente, haciendo que me sonrojara como un tomate. Sé que mis manos sudaron, mi mente se quedó en blanco y mis piernas casi me fallaron, todo en milésimas de segundo. Ella me miró dando una encantadora risita, mirando a la gente a nuestro alrededor.

--Oh, una nueva. ¿No es… divino?—musitó con asombro, riendo entre dientes mientras me miraba una vez más con compasión. Yo pestañeé dos veces, tratando de decir algo. Mi garganta estaba hecha un nudo. No pude.

--No te preocupes, bombón…-- susurró recorriendo mi mentón con su dedo índice suavemente. Sentí electricidad recorriendo todo mi cuerpo. –vivirás muchas cosas en este lugar—añadió seductivamente acercándose a mi rostro. Pude sentir su aliento en mi cara.

Todos rieron encantados mientras ella se retiraba a saludar a otro cliente. Algo pasaba con mi cuerpo (y bajo mi falda) que me impedía moverme, estaba en un estado de completa inutilidad mental y corporal. No tengo idea de cuánto tiempo pasó, sólo sé que volví en mi cuando la vi subiendo al escenario una vez más, tomando el micrófono entre sus delicadas manos.



COMTESSE:

Desde que la vi, supe que tenía que llevarme a esa perra a la cama.

Se veía como una estúpida rata indefensa, con esa mirada inocente en aquellos ojos color ámbar, ese maquillaje asquerosamente mal aplicado y esa ropa anticuada. Y claro, esa falda que no podía ocultar que la pequeña rata era bastante... ja, dominante.

En el momento en el que la vi desde el escenario, indefensa y asustada, supe que cuando bajara de éste como normalmente lo hago sería a la primera a la que saludaría.

La pobre perra tenía un tacón atorado en el piso, y un sujeto asquerosamente gordo le había dejado caer alcohol encima. Se veía can ridícula y miserable... me daba lástima. Me excitaba demasiado.

Vi lágrimas en sus ojos de "
boi" inexperta, reí entre dientes y me acerqué a ella lentamente.
La pobre estaba demasiado concentrada en su miseria como para notar mi presencia, me agaché para estar a su altura y me aproximé a su oído con una sonrisa seductora. La gente nos miraba con risas burlonas.

--Dime, dulzura, ¿disfrutas el show de esta noche?— susurré seductivamente. Ella levantó la mirada rápidamente y se paralizó. Sus ojos se abrieron con asombro, pero no salió ni una sola palabra de sus labios temblorosos.

Ja, esta perra me deseaba...

--Oh, una nueva. ¿No es… divino?—dije con un falso asombro y deleite, riendo entre dientes mientras la miraba una vez más con compasión. Ella seguía igual de estúpida e inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Me encantaba lo sumisa que era.

--No te preocupes, bombón…-- susurré deslizando mi dedo índice por su mentón suavemente. Eso la hizo temblar –...vivirás muchas cosas en este lugar—añadí acercándome a su joven rostro.

Reí encantada mientras me alejaba; pude ver una perfecta erección bajo esa horrible falda. Deseé devorarla en ese momento, pero no; ya jugaría con ella después. Estaba segura de que después del espectáculo querría seguirme a la fiesta que siempre organizo, y, si se me antojaba en ese momento y la encontraba entre la multutud, podría jugar todo lo que me diera la gana con su frágil cuerpo. Por el momento, era una más lamiendo mis pies.

Eso siempre me subía el ánimo.

viernes, 8 de julio de 2011

Inocencia

"Matamos lo que amamos" por Vellocet_Photography



Quería morir, sólo quería morir.

Detestaba los hospitales. En ese momento estaba muriendo por envenenamiento; comencé a respirar agitadamente, mis ojos estaban demasiado abiertos, mi mente estaba por todos lados y por ninguno a la vez, no percibía bien las cosas a mi alrededor, muchas imágenes venían a mi mente...

Era el infierno; y yo de pronto estaba en una camilla, percibía las cosas a medias, sudaba, me ahogaba, quería que me dejaran en paz.

Todo esto me recordó a cuando era pequeño. Me quedaba horas solo en casa ya que mi madre nunca estaba, ocupada con su carrera de modelo; y mi padre rara vez se aparecía por aquí. Yo sólo buscaba algo que comer entre los botes de basura porque la asquerosa gorda que cuidaba de mi se ocupaba del refrigerador; y una vez la maldita casi me mata porque me intoxiqué con un bote de medicina a medio acabar de mi hermana, la inválida, y si mi madre no hubiera llegado a casa yo hubiera muerto en el piso ya que la estúpida se había quedado dormida frente al televisor con un enorme bote de helado.

Esa fue la primera vez que entré en un hospital, y lo detesté con toda mi alma. Estar en esos lugares dan ganas de suicidarte; con el olor a químicos, las luces sobre tu cara y la represión, sumadas con las estúpidas enfermeras y doctores con falsas sonrisas fingiendo que les importas, entrando a tu habitación cuando necesitas calor humano sólo para verte como un asqueroso objeto de prueba, uno más. Además, hay tanto material para quitarte la vida que es asfixiante.

Pero basta de recuerdos.


Todo se volvió borroso llegando a un punto y perdí el conocimiento. Muchas imágenes recorrían mi mente en milésimas de segundo y no podía evitarlo. Caí a un vacío, no sentía nada, no pensaba nada pero lo pensaba todo.

No sé qué tiene la mente en estos momentos que te juega trucos, pero me vi a mi misma caminando un campo lleno de margaritas marchitas. Yo lloraba, tenía aproximadamente cinco años, y una mirada de extremo terror se veía en mi rostro.

No parecía haber viento, el sol no calentaba. Había un silencio espectral en el ambiente en el cuál sólo podía escuchar mi propio llanto...

En eso, una niña se acercó a mi desde el otro lado de la pradera. Tenía una mirada de inocencia, unos ojos color ámbar y cabello hasta los hombros, negro y ondulado. Cuando estuvo más cerca pude notar que era un niño; y cuando llegó me entregó una margarita fresca junto con una dulce sonrisa.


Yo la arranqué de su mano y la devoré.


Y después todo se volvió asquerosamente blanco.

jueves, 7 de julio de 2011

Conversaciones

Años atrás Deborah comenzaba a descubrir pequeñas partes del arte en Europa, y se topó con el libro de "La Divina Comedia" de Dante Alighieri. Conversaba al respecto con sumo interés, preguntándose cosas que todo mundo llega a preguntarse cuando los pecados comienzan a roer tu consciencia.

Deborah: Si todo esto existe... imagina nuestras almas pudriéndose en el segundo círculo, o bueno... tal vez tú aún más abajo.

Comtesse (con una risa cínica): Oh, cariño, mando a todos al infiero... y ni siquiera creo en él.

lunes, 20 de junio de 2011

Carpe Diem (Efervescencias)





Cerré los ojos cuando todo hubo terminado y esperé a que el telón ocultara mi delicada figura, la cuál respiraba agitadamente manteniéndose en una posición llena de gracia pero bastante agotadora. Abrí los ojos lentamente en el último minuto sólo para verlo ahí, sentado, mirándome con una sonrisa llena de satisfacción y una de sus copas de champagne en la mano. Algo me decía que tendría que ir a recibirlo, y eso no me agradaba precisamente. Sin embargo, siempre debía mantener una máscara, un porte, una manera de ser. Era como si hubiera creado alguna especie de personaje ante el escenario el cuál no se desvanecía hasta que pasaba de la media noche. A veces no desaparecía por completo.

Salí del escenario cuando las luces se apagaron, caminando hacia los músicos y posando mi mano en el hombro de algunos de ellos con los cuales me llevaba lo suficientemente bien, siempre dándoles una sonrisa. Ellos me la devolvían, como un pacto secreto entre nosotros. Creábamos algo para el público, y la magia ocurría sin nuestro consentimiento. Eso era algo que entendíamos bien, y cuando todo terminaba nos sentíamos satisfechos de respirar el aire seco y aterciopelado que cubría nuestro ambiente después de un espectáculo. No importaba si todo era perfecto (¡aunque claro que importaba finalmente!), aún así nos sentíamos agradecidos de que todo hubiese terminado.

Caminé lentamente quitándome la máscara interna por un momento, respirando el dulce aire de una libertad momentánea. Caminé hacia los camerinos, sintiendo la gente correr a mi alrededor y deseando estar sola. Algo en todo su alboroto me molestaba en ese momento, pero no precisamente porque estuviera molesta. Simplemente quería un momento para mi misma, aunque no me importaba mucho estar con alguien cercano en estos momentos. La demás gente me irritaba.

Llegué a mi tocador y me miré al espejo dibujando una falsa sonrisa en mi rostro. Lucía lo suficientemente natural, aunque no sentía sus efectos. Estaba agotada, y todo el ruido a veces me causaba dolor de cabeza. Acomodé mi cabello y lo recogí con mi mano, sintiendo un poco de calor entre todo ese ambiente.

-¡Hola, querida!- escuché a alguien decir amigablemente a mis espaldas, solté mi cabello y di una vuelta en mi silla, inconsciente de que pude haber usado el espejo para mirar. La vi a ella y sonreí ampliamente.

-¡Necesitaba verte, todo este ambiente me está volviendo loca!-

Ella sonrió de una manera casi maternal, luego acomodó mi cabello suavemente con una mano.

-Lo sé, lo sé, pero así es cada noche. Hoy hay casa llena. ¡Lo hiciste excelente, pero aún falta perfeccionar algunos pasos! ... El de siempre desea verte hoy. Arréglate rápido- me dijo bastante apresurada (aunque su voz, sin importar qué, siempre sonaba serena). Yo asentí y suspiré.

-Ser seductora no es suficiente y tú y yo lo sabemos. Quiero dominar los pasos, pero siempre hay algo que me distrae. Practicaré más, si me ayudas...-

-Tengo que...- me interrumpió con una sonrisa de resignación.

-Lo sé, - reí ligeramente -pero al menos con ello él está contento. ¡Oh, si vieras la manera en la que me mira! Me da escalofríos...-

-Así nos ve a todas, dulzura. No te exasperes, así es aquí-

-¡Pero no llego a acostumbrarme! Es decir, finjo que lo hago. Finjo que tengo categoría, que realmente sé lo que hago pero tan solo soy un pez más en el estanque. ¡Quisiera ser tratada de una forma diferente!-

Ella se quedó en silencio unos minutos, su mirada perdida en el piso. No contestó, siempre tenía respuestas guardadas dentro de si misma, experiencias que no sacaría a la luz. Me di cuenta de ello y dejé de hablar, sólo la miré unos segundos y luego volteé de vuelta a mi tocador, arreglando mi cabello. Ella me ayudó a acomodarlo.

-Esto es simple,- me dijo en un tono pensativo -pero es mucho más que eso. Ve con él, debe estarte esperando- me dijo mirándome con tristeza, una tristeza que apenas entendía. No pude evitar abrazarla, algo me alteraba mucho en su mirada. Caminé lentamente para entrar en un ambiente mucho más ruidoso que el anterior, lleno de las demás mujeres, de hombres, de vino, de tabaco. Nada nuevo, pero todo irreal y distante cada vez que lo veía. Temblé ligeramente cuando él me tomó de la cintura... y yo le servía otra copa de champagne.

martes, 14 de junio de 2011

Mariposa de Humo (Silencio)


Smoking 1 by ~usagicassidy



-¡Dímelo! ¿En qué momento dejé de importarte?-

Ella rió y prendió uno de sus finos y blancos cigarrillos, exhalando una gran bocanada de humo y quitándole la importancia a mis palabras con el acto.

-Nunca, amor. Siempre has sido lo mismo-.

-Entonces, ¿qué pasó? No lo entiendo...-

Ella me miró de soslayo con una mueca que poco a poco se convirtió en una maliciosa sonrisa burlona. Suspiró y desvió la mirada, colocando el cigarrillo en sus delgados labios y cerrando los ojos plácidamente.

Las luces color carmesí que en ese momento invadían el cabaret en un constante parpadeo y movimiento hacían que un ambiente de desesperación aún mayor me cubriera. Ella sólo estaba recargada contra la pared de la pequeña habitación que nos separaba del resto, más tranquila y relajada que nunca. La música fuerte no parecía alterarla.

-Tú dime qué cambió- susurró sin mirarme, sin moverse. Yo caí cabizbaja en una silla cercana, mi mirada perdida en mis pensamientos.

El pasado me intrigaba, me preocupaba. No entendía a qué se refería. Siempre he tenido este sentimiento amargo, como una llama en el pecho que siempre me hacía preguntarme si realmente era yo lo que siempre debí haber sido. La incertidumbre no abandonaba mi mente, pero yo siempre trataba de ignorarla. Ella parecía disfrutar mi constante abatimiento.

-Oh, cariño...- susurró acercándose a mi con lentitud, agachándose para estar a mi altura y mirándome a los ojos mientras el cálido humo nos cubría -... eres tan fresca todavía...-

Quise apartarla cuando tomó mi rostro, pero ella se mantuvo firme. Retiró el cigarro de su boca con una mano y lo tiró al piso, aplastándolo con el pie sin siquiera verlo. Toda su atención estaba en mis ojos. Yo me petrifiqué una vez más, respirando agitadamente mientras su rostro se acercaba cada vez más al mío.

Me sentía asfixiada, extasiada. Su proximidad volvía a enviar electricidad por mi cuerpo pese a todo lo ocurrido. No podía evitar ser víctima de su deseo, y eso me desagradaba tanto...

Pero paró.

Nuestras narices se tocaron por varios segundos. Cerré mis ojos con fuerza.

Yo caía tan fácil. Era tan débil...

Una lágrima rodó por mi mejilla. Permanecimos en silencio durante varios segundos hasta que volví a sentir como se aproximaba una vez más. Podía saborear su aliento entrando en mi boca, su corazón latiendo con el mío. Parecía envuelta en un pesado sueño del que poco a poco comencé a despertar. Todo había cambiado, y las luces a mi alrededor me hicieron notar el error en el que me encontraba.

-Vete... - susurré lastimosamente cuando sentí sus labios tocar los míos -... deja de jugar conmigo-.

Ella sonrió con malicia y suspiró, apartándose de mi con una mueca de satisfacción.

-¿Ahora lo entiendes, cariño?- me dijo con un gesto de superioridad -Tratas de pelear contra tus deseos. No podrás mucho tiempo. Siempre has sido mía y siempre lo serás-.

Y con eso abandonó la habitación para luego escapar de nuestro viejo cabaret. Me dejó sola en las sombras de mi propia vida, de mi existencia. Un escalofrío corrió por mi espalda cuando me di cuenta de que tenía razón; yo nunca podría alejarme de ella. Era como si estuviera encadenada a el ser al que tanto amé... y que tanto me había dañado.

Yo sabía bien que aún la amaba. Vivía constantemente en este romance estéril en el que estuve envuelta toda mi vida.

Y hoy, a pesar de que se visitó como el hombre que era para ocultarse de las demás que no la conocían como tal, yo seguía viéndola como una débil florecita. Seguía viéndola como ser virginal, justificando todos sus pecados. A pesar de eso me sentía herida por su culpa, no lo entendía.

A final no hubo palabras que lo explicaran. Sólo quedó el silencio; ese silencio que no te deja vivir hasta que rompes en llanto...


martes, 31 de mayo de 2011

Lo absoluto


Apple Blossoms by ~zjester88


Puedo sentarme en un tronco viejo y comerme un tarro de jalea mientras dejo que la vida transcurra a mi alrededor, con su pintoresco y a veces cruel ambiente, mientras mi mente se consume en ese sabor dulzón a moras.

Planeo vivir cada momento de mi estancia en este mundo dejando que las hojas secas caigan lentamente de aquel manzano y se posen en mi cabello castaño, para que después sean trasladadas por el viento que juguetea armoniosamente con mi espíritu soñador.

Planeo dejar que la flor del manzano se abra lentamente ante mis ojos, con aquel aspecto fresco y virginal, dejando que yo la tome entre mis suaves y tersas manos para después dejarla flotar en el lago cristalino de mis sueños y anhelos. Cada vez que lo haga planeo ver mi reflejo en el agua, siendo distinto cada vez que regrese.


Pero, ¡oh! ¿qué haré yo cuando llegue de nuevo aquella luz dorada de la edad madura y mi bello manzano me de sus frutos? Planeo tomarlos con lentitud, lo prometo, y dejar que mis labios se posen lentamente en uno de ellos con un beso minúsculo pero infinito. Luego se lo mostraré a la luna, mi madre eterna, y lo posaré en mi regazo donde se volverá el objeto de mis nuevas pasiones y amores.

Más adelante sólo me quedará reposar bajo el árbol y mirar siempre a las estrellas recordando su infinidad y mi infinidad propia.

Si la brisa fresca mueve la hierva frente a mi árbol y me tranquiliza, el sonido del agua me despierta de un error cometido, el fuego repentino e imprevisto causado por un rayo desata mis instintos, y la tierra me susurra al oído sabiduría por siempre guardada; entonces me sentiré equipada, pero tendré que saber escuchar susurros ocultos. Mis ojos me servirán de poco, a menos que los use para no ver y ver aún así; y descubriré que mis planes fueron tan solo la armonía de una esperanza añorada.

Y si creen que siempre planeo estar ahí se equivocan; pues ese lugar no existe, pues es tan real como irreal. Es un recordatorio, un lugar de permanencia en el que los recuerdos son balsas para llegar a un destino.

Es un respiro, y la pureza.

Es cristal y porcelana.


(En ese lugar una vez creció un muro de sangre y carne).



No verás el tronco, ni el manzano, ni la hierva, ni el lago. La permanencia es abstracta, y se encuentra tras mi mirar, pues al final soy parte de todo.

Al final, respiraré un sentimiento... y todo se acabará en una melancólica risa.

domingo, 8 de mayo de 2011

~ No Hables ~


...forget-me-not... by ~kokoszkaa


Si yo soy flor, tú serás hálito,
y si tu eres aliento, yo seré tierra.
No dejes que te digan lo contrario, pues yo soy luz y tú eres reposo.



Amor mío, deja de llorar, la tormenta ya ha pasado.
Yo sigo siendo la misma,
y tú no has cambiado.



Bebe de mis labios y calla... que las palabras son ríos donde flotamos.
Nadamos en el sentimiento, celeste, flor y fuego.



Si la estrella te da una señal sigue mi mirar, que ahí encontrarás la respuesta pero...
¿Podré encontrar yo la tuya?
Eres cuerpo y yo soy alma,
(es aún más complicado).



Mi vida, tú caes y yo vuelo...
¿Dónde están tus alas? No las entierres bajo el árbol marchito de tu infancia.



Yo soy agua y tú solamente...
FLOTAS.